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OPINIÓN - MARTES, 26 DE MARZO DE 2013

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Rumbo a Ceuta
 


Quim Sarriá
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Hola Ceuta.

Hace dos días que salí de casa, en Mataró, acompañado por mi hijo pequeño, mientras mi mujer hace de Rodríguez por primera vez en los catorce años que llevamos hilando la hebra y otras cosas.

Con mi fiel y viejo Mercedes me he plantado, en cinco horas y media, en la casa de uno de mis hermanos, el más pequeño pero el más grandullón, en una ciudad que en tiempos del Paco “El del Pardo” presumía de ser el municipio más grande del país.

Me estoy refiriendo, como muchos de Vds. queridos e hipotéticos lectores habrán adivinado, a Lorca, ahora llamada Ciudad del Sol.

Un fin de semana con mi hermano y su familia en su formidable piso con una no menos formidable terraza con amplias vistas a una maraña de edificaciones donde antes se veía la alegre y ‘pimentonera’ huerta murciana.

Lorca ha cambiado mucho, tal vez por el terremoto que sufrió, pero más que nada por esa locura inmobiliaria de la que aún, hoy en día, estamos sufriendo sus terribles coletazos.

La casa de mi hermano está ubicada, tocando a pie, casi al lado de la iglesia cuya campana tomó las de Villadiego hacía abajo y en la principal arteria urbana donde, una semana al año, reaparecen las cuadrigas romanas de los tiempos del que se lavaba las manos. Como fantasmas del pasado.

No os preocupéis. No os voy a soltar una crónica de la Semana Santa lorquina. Para eso están los profesionales de la información locales, pero sí os voy a escribir que esa arteria principal me llamó la atención porque está cubierta por una gruesa capa de roca molida, para evitar que los caballos sufran lesiones en los abductores de sus palilleras patas cuales futbolistas de élite, como mínimo, si no se descalabran del trompicazo que se pegarían.

Tanto mi hermano y su familia han preferido permanecer en la casa, con mi hijo pequeño y conmigo como invitados de honor, aunque eso del honor pase porque uno mismo se encargue de cocinar una paella de mariscos.

Hemos platicado, largo, tendido, fumando y ante una botella de “Chivas Regal” tan vieja como nuestra transición a la democracia aún no consumada, de varias cosas con la política en término medio entre el hartazgo y la monotonía socio-pepera.

Por cierto, me alegró muchísimo la presencia de mi sobrino favorito y su bellísima esposa, marroquí por más señas. No pude ver a mi guapísima sobrina porque anda por los alrededores de Oxford o Cambridge, sí hombre, en el país al que muchos de vosotros miráis con un ojo mientras con el otro apuntáis al peñón.

Hemos recordado tiempos de nuestra ciudad natal, de nuestros ancestros, pero sobre todo, de nuestros padres y sus andanzas por entonces cuando concurrían a “Er Contró”, hoy Tertulia Flamenca.

Podéis estar tranquilos, queridos e hipotéticos lectores, porque esta semana he desconectado las células grises que almacenan los cambalaches políticos y no escribiré opiniones “terroríficas”… sólo ésta semana, por ser Santa.
 

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