La juez Mercedes Alaya y la
Guardia Civil han puesto a los sindicatos andaluces bajo los
focos de la corrupción. Ojalá que el trabajo de la
instructora del caso de los Ere y las investigaciones de la
Benemérita esclarezca un asunto que huele a sentina.
Los sindicatos llevan mucho tiempo estando bajo sospechas. Y
todo porque algunos de sus dirigentes han dado muestras
palmarias de poner la mano en cuanto se les ha presentado la
ocasión. No hace falta mencionar nombres.
Hablando de sindicalismo, se me viene a la memoria que una
vez me puse yo en las manos de un abogado de Comisiones
Obreras, para que me representara en un desencuentro con un
empresario y cuando me percaté de la defensa que estaba
haciendo de lo mío no tuve más remedio que llamar a Juan
Luis Aróstegui para comunicarle que estaba dispuesto a
denunciar la forma de actuar del letrado.
Me acuerdo perfectamente de cómo mi telefonazo le estropeó
la siesta al sindicalista. Pero surtió el efecto deseado: la
liquidación que me pertenecía no sufrió la merma que el
abogado quería y con fines nada claro. A partir de ese
momento, deseché los sindicatos. Y puse en cuarentena la
actuación del secretario general de CCOO. Lo cual no quiere
decir que no haya sindicalistas honrados. Que los hay y los
seguirá habiendo. Verdad de Perogrullo.
Viene a colación el caso, porque cada día son más las gentes
que miran con desconfianza la forma de actuar del secretario
general de CCOO. Y, dado que éste presume de ser la persona
más inteligente de Ceuta, no me cabe la menor duda de que
será consciente del rechazo que genera entre una gran
mayoría de ceutíes.
Cuando sale el nombre de Aróstegui a la palestra, los
presentes tuercen el gesto y, más pronto que tarde, lo
califican despectivamente. Aunque se le reconozca, por ser
de justicia, una habilidad pasmosa para estar en muchos
sitios a la vez y llevar años, años y años sin dar un palo
al agua. Frase común que le viene a este individuo cual
anillo al dedo.
Tampoco conviene echar en saco roto su conocimiento de cómo
funciona la Administración local y sobre todo de los untos,
pagos, venalidades, corrupciones y demás lindezas que tal
vez se han venido cometiendo y que quizá podrían seguir
produciéndose. Conocimientos que le proporcionan cierto
poder del cual suele presumir entre quienes le doran la
píldora. Que son pocos aunque muy apegados a él para seguir
disfrutando de una consideración especial. Es una claque
harta conocida. A pesar, insisto, de caber casi todos sus
miembros en un autobús.
Lo lamentable, me dicen en la calle, es que Aróstegui
continúa presumiendo de formar un tándem perfecto con la
primera autoridad. Y que cualquier decisión importante que
deba tomar nuestro alcalde lo primero que hace es
consultársela a él. Con semejante forma de actuar, no exenta
de astucia, se va haciendo la propaganda adecuada para darle
gustirrinín a su ego. Amén de que la gente sepa que, aunque
es votado por cinco y un loro, quien influye decisivamente
en Vivas es él.
Para muestra dos casos actuales: apoya al alcalde en todo lo
tocante a la Federación de Fútbol de Ceuta. Entre otras
cosas, sabiendo igual o más que yo lo que hay… Y qué decir
del trato que viene recibiendo José Antonio Carracao
–en relación con su permuta laboral- por parte del líder de
la coalición Caballas. Prueba palpable de que se ha
apoderado de la voluntad del monterilla.
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