Era una noche oscura, y fué una
sorpresa que dos escuadras, de ambos bandos, se encontraran,
sin esperarse la una a la otra...
Y se entabló un combate, el de Cabo de Palos, un 6 de Marzo
de 1938, tan extraño como incomprensible, puesto que los
Acorazados Pesados del Bando Nacional, el Canarias y el
Baleares, se disponían a hacer de escolta a un convoy
italiano, , iban escoltados por los cañoneros Cánovas, y
Canalejas, y los destructores, Velasco, Huesca y Teruel, que
se dirigían a Cádiz, La misión de los Cruceros, recoger el
relevo a la altura de Formentera y escoltarlos hasta el Cabo
Tres Forcas.
Y el encuentro con los republicanos, los cruceros Libertad y
Mendez Nuñez, así como los destructores, Lepanto, Almirante
Antequera, Sanchez Barcaiztegui y Gravina.
Con la creencia de haber divisado algunas sombras y bultos,
dos inoportunas granadas iluimantes, lanzadas desde el
Crucero Baleares, que iba en cabeza de la formación, dejaron
totalmente al descubierto al Crucero,. A una distancia de
3.000 metros, se inició el intercambio de disparos, primero
el Baleares , luego el Canarias, y el Baleares al ponerse en
posición de recibir torpedos, lanzaron doce, , dos, de ellos
dieron en los pañoles de munición de proa.
La voladura con la explosión del puente de mando, las
torres, empezó a escorarse el Baleares, inclinandose hacia
proa y ya con las hélices y el timón al aire. Se fué
hundiendo, mientras los que ya no podían más, se fueron al
fondo, el trágico balance final serían 741 hombres, de los
mil que era su dotación, murió todo el Estado Mayor,
teniendo que tomar el mando del buque, un Teniente de Navío,
don Manuel Cervera Cabello.
La orden fué que se fuera a toda máquina el Crucero
Baleares, antes que correr una suerte igual , que su gemelo
el Baleares, al amanecer, regresó el Canarias así como dos
destructores ingleses, para recoger los heridos y los
cadáveres, del Baleares, donde sólo en el mar, quedaba una
mancha negra de aquella noche oscura, hace ahora 75 años.
Querido Abuelo Bernardo, hace ya un cuarto de siglo de tu
ultimo adiós, por eso, abuelo, que ibas aquella noche, de
preferente de fogonero, en las calderas del Canarias,
siempre lloraste, cuando cogías un libro, de lectura, cuando
yo tenía siete años, había una página dedicada al Crucero
Baleares, te ponías a la claridad de la ventana, y tu cara,
era una emoción viva , que surcaban tus arrugas, las
lagrimas saldas, de tantas singladuras que te marcaste en la
vida.
Un homenaje sencillo, como así me brinda que haga mi
periódico, el Pueblo, por todos aquellos que entregaron su
vida sirviendo en las naves de España, para que los acojas
en tu Reino.
Hace 25 años, abuelo cuando rezamos, por las dotaciones de
los buques Canarias y Baleares, por los que sirvieron en
ellos, fuimos Juan Carlos, Jose Bernardo y este que escribe,
tus nietos, los que recogimos tu legado y continuamos
aquella Estirpe en la Armada.
Por eso el abuelo, nunca tuvo después en la vida miedo a
nada, jamás se asustó de las cosas de la época, y los miedos
que había, el siempre decía, como voy a tener miedo, si he
visto pasar los torpedos de costado... por delante de mi
barco, y dar en el Baleares, su explosión levantó hasta
nuestro barco del agua, y ¡ aquí estoy !.
Tan bonito recuerdo nos dejó a nosotros los nietos, que
nuestro hermano, el que no estuvo en la Armada, pero al
regresar de Jurar Bandera en las filas de La Legión, fué al
cementerio, a ponerte las flores a tu tumba, como homenaje y
recuerdo, por el cariño y amor a España, que nos entregaste.
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