Cursos en internet y sin coste ofrecidos a gran escala
por instituciones educativas de prestigio. Sus alumnos no
tienen que desplazarse, ni tienen que pagar matrícula. No
existen restricciones horarias, sino que cada uno se impone
su ritmo. Son los MOOC (Massive Open Online Courses) o COMA
(Cursos Online Masivos en Abierto). Los expertos auguran que
los MOOCs mutarán hacia formas que hagan más énfasis en el
acompañamiento al aprendizaje del estudiante; con sistemas
de evaluación que garanticen la adquisición de competencias
y no sólo de conocimientos; con una disminución del número
de participantes que permita la adecuada atención a todos
ellos; y, sobre todo, con un sistema de garantía de la
calidad que no se limite a saber de qué institución proviene
el curso.
Hace una década, el Massachusetts Institute of Technology
(MIT) desarrolló el OpenCourseWare, a través del cual
publicaron en abierto todos los contenidos de sus cursos
online. En 2008 esta iniciativa evolucionó hasta
constituirse en un consorcio –OCW Consortium– que congrega a
más de 250 universidades y organizaciones asociadas de todo
el mundo con el objetivo de avanzar en el aprendizaje formal
e informal mediante el intercambio y el uso de materiales
libres, abiertos y de calidad organizados en cursos. Esta
fue la semilla de los MOOC (Massive Open Online Courses) o
COMA (Cursos Online Masivos en Abierto). Se trata de cursos
gratuitos ofrecidos a gran escala por instituciones
educativas de prestigio.
Masivos, porque pueden ser cursados por miles de personas de
forma simultánea. Y abiertos, porque las universidades o
entidades que los ofrecen proporcionan a los alumnos
recursos educativos en abierto. Uno de los hitos en la
historia de los MOOC ha fue el curso “Introducción a la
Inteligencia Artificial”, impartido en 2011 por Sebastian
Thrun y Peter Norvig, al que se apuntaron 160.000 personas
de 190 países. Entre 2011 y 2012 han ido surgiendo
plataformas de educación virtual gratuita, como Coursera, o
EdX, fruto de un proyecto conjunto entre la Universidad de
Harvard y el MIT. Otros ejemplos son Udacity, una
universidad online gratuita cofundada por el profesor Thrun
tras dejar la docencia en la Universidad de Stanford, o MITx,
que ofrece formación del Massachusetts Institute of
Tecnhology.
Asimismo, están apareciendo ideas similares orientadas al
habla hispana. Un ejemplo es Wedubox, definido por su
cofundador; Horacio Reyes como “un gran super-mercado de
conocimiento en español” que en solo un mes ya contaba con
1.400 profesores inscritos y cuya meta es “tener miles de
cursos tanto gratis como de pago”.
Los contenidos de los cursos de los MOOCs se cuelgan en una
plataforma por tiempo ilimitado para que se pueda acceder a
ellos en cualquier momento. Esto supone una ventaja para los
estudiantes en la medida en que disponen de libertad
absoluta en la forma de avanzar.
Otro aspecto de los COMAs es que no siguen la metodología
tradicional, no hay exámenes, aunque hay MOOCs que pueden
establecer pruebas de evaluación continua. También disponen
de foros de aprendizaje colaborativo donde relacionarse con
otros estudiantes. A través de la participación en estos
foros se obtienen unas insignias o distinciones (badges) que
no poseen efecto académico. Una vez finalizado el curso
puede accederse a una certificación previo pago de tasas.
Los MOOC en España
En nuestro país los MOOCs aterrizaron casi de forma
simultánea de la mano de la UNED y de UniMOOC, un proyecto
colaborativo impulsado originariamente por la Universidad de
Alicante con la colaboración de numerosas organizaciones y
empresas. El pasado 19 de octubre, el rector de la UNED,
Juan A. Gimeno, presentaba UNED Abierta, un espacio abierto
con recursos educativos, que cuenta con enlaces a
repositorios multimedia y cursos masivos abiertos gratuitos.
Timothy M. Read, director del Programa UNED Abierta señala
que UNED COMA lleva operando en fase piloto desde finales
del verano pasado, siendo la primera universidad española en
ofrecer un curso COMA. Según Read a comienzos de febrero
esta universidad constataba 117.910 registros en alguno de
los sus 21 cursos COMA, y se habían emitido 140
certificados.
Diez días después –el 29 de octubre– la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) acogió la presentación
de ‘UniMOOC Æmprende’, el primer curso abierto masivo online
de habla hispana dedicado al emprendimiento digital, que
contó con la asistencia del secretario general de
Universidades del Ministerio de Educación, Federico Morán.
¿Es bueno que sean masivos?
La rectora de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), Imma
Tubella, considera que los MOOC “son autoaprendizaje, cursos
que se ofrecen independientemente del contexto de las
personas puesto que pueden tener hasta 1 millón de
estudiantes a la vez, lo cual comporta una ratio de abandono
altísima porque no hay acompañamiento”.
Para la rectora existe el riesgo de que se considere la
educación en línea de segunda categoría si se pone todo en
el mismo saco, y laUOC se desmarca. “A pesar de que,
obviamente, no renunciamos a experimentar algo similar, más
orientados hacia los LOOC (Little Open Online Courses),
siempre con acompañamiento del estudiante y con profesores
especialistas detrás para garantizar la calidad de la
enseñanza en línea”.
En opinión de Albert Sangrà, director del eLearn Center de
la UOC, la masificación de los cursos, que ahora se vende
como algo positivo, nunca ha sido una característica de la
formación de éxito. “Es muy difícil poder atender bien a
miles de estudiantes a la vez. El alto volumen de
estudiantes no permite ni un seguimiento del aprendizaje ni
un sistema de evaluación adecuados. Hasta ahora, sólo ha
sido noticia cuántos estudiantes empiezan, pero no cuántos
terminan.
El porcentaje de abandono es muy, muy elevado, alrededor del
95%.” Si en estos cursos sólo se cobra por los certificados
cabría preguntarse cuál es su modelo de negocio.
A este respecto un estudio del Institute for Prospective
Technological Studies, de la Unión Europea, ha puesto de
manifiesto que los modelos actuales son poco transparentes y
la mayoría no son sostenibles. Desde esta óptica, surgen
preguntas vinculadas a los costes de estos cursos y sobre
quién recaen.
Otro aspecto es la gratuidad de los mismos. Ya existen casos
de MOOCs de pago: recientemente el New York Times se hacía
eco del acuerdo al que ha llegado la San José State
University con Udacity para ofrecer 3 cursos de estas
características al precio de 150 dólares americanos para
cada uno de los estudiantes. Desde la UOC se considera que
las universidadesdeben reflexionar estratégicamente sobre el
modelo que quieren desarrollar, decidir si quieren
convertirse en meras entidades acreditadoras mediante
exámenes.
En este sentido, hay distintos enfoques. Por ejemplo, el
director del Programa UNED Abierta, estima que “estamos en
una nueva ola de democratización del acceso al conocimiento
en la medida en que las universidades comparten buena parte
de su conocimiento con la sociedad”. El director del eLearn
Center de la UOC, por su parte, opina que se está
externalizando buena parte de la actividad universitaria y
se pone en manos de empresas en busca de beneficios.
A su juicio, ofrecen unos resultados muy pobres, y sin
embargo enarbolan la bandera de la educación superior para
todos sin coste alguno, destacando los beneficios que esto
tiene para los colectivos desfavorecidos.
El futuro de los MOOC
Los expertos auguran que los MOOCs mutarán hacia formas que
hagan más énfasis en el acompañamiento al aprendizaje del
estudiante; con sistemas de evaluación que garanticen la
adquisición de competencias y no sólo de conocimientos; con
una disminución del número de participantes que permita la
adecuada atención a todos ellos; y, sobre todo, con un
sistema de garantía de la calidad que no se limite a saber
de qué institución proviene el curso.
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¿Son cursos reconocidos?
Hay expertos que consideran que
muchos MOOCs sólo ofrecen la posibilidad de obtener un
certificado de realización del curso sin entrar a valorar si
se ha aprendido o no, como un certificado de asistencia.
Otros, en cambio están poniendo a prueba varios sistemas
para ofrecer un certificado de aprovechamiento, ya sea
directamente haciendo determinados exámenes, o bien por
medio de empresas externas. Parece que lo más relevante es
saber si las universidades que ofrecen los cursos
reconocerán estos créditos obtenidos mediante MOOCs. Hay
algunas que los reconocen, o sólo los que hacen ellas
mismas. “Lo más curioso será ver si las de más prestigio,
las que están impulsando esta iniciativa (MIT, Harvard,
Stanford ...) los reconocerán en sus propios programas y con
qué valor lo harán”, señala Albert Sangrà.
En nuestro país, Uned Coma ofrece tres niveles de
certificación de los cursos. El primero es un reconocimiento
oficioso, online y gratuito mediante distinciones emitidas
por UNED; el segundo es la credencial, que se puede
solicitar online una vez superado un curso y que conlleva
una tasa de entre 12 y 15 euros. La tercera vía de
certificación está sujeta a la superación de un examen
presencial con control de identidad en el momento que decida
cada participante. Este certificado cuenta con el
reconocimiento de créditos ECTS y su coste oscilará entre
los 40 y los 60 euros.
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