El Imserso, a través de la Atención Temprana, atiende a
niños desde los cero hasta los seis años. Su objetivo es
tratar, de forma preventiva o con terapia, a los pequeños
que presentan cualquier tipo de patología, desde bebés
prematuros a niños con Síndrome de Down o Torticolis
congénita. El equipo que presta este servicio lo componen un
psicomotricista, Francisco Villegas; un fisioterapeuta, Raúl
Moreno, y una logopeda, María Jesús Fernández. Los
especialistas aseguran que es imprescindible que los padres
se impliquen en el tratamiento y que en patologías leves el
90 por ciento no necesita más tratamiento.
El Imserso también atiende a los menores. Aunque el propio
director territorial del Instituto de Mayores y Servicios
Sociales (Imserso), Alfonso Grande, afirma que esta rama es
la menos conocida por la inmensa mayoría de la población.
“La gente suele relacionar al Imserso con los viajes de los
mayores, pero hacemos mucho más. Un claro ejemplo es la
Atención Temprana a niños de 0 a 6 años”.
El equipo que presta este servicio lo componen un
psicomotricista, Francisco Villegas; un fisioterapeuta, Raúl
Moreno, y una logopeda, María Jesús Fernández.
El Imserso, a través de la Atención Temprana, atiende a
niños desde recién nacidos hasta los seis años. Su objetivo
es tratar, de forma preventiva o con terapia, a los pequeños
que presentan cualquier tipo de patología. Desde bebés
prematuros a niños con Síndrome de Down o Torticolis
congénita. Moreno asegura que lo más frecuente son las daños
cerebrales infantiles y pies zambos.
Los más pequeños suelen llegar a Atención Temprana derivados
por su pediatra. Los más mayores, del colegio. Ahí les han
detectado alguna patología. En el menor de los casos son los
padres. Pero siempre el Equipo de Valoración y Orientación
(EVO) del Imserso debe realizar un informe en el que
establece el grado de discapacidad y deriva a los usuarios a
Atención Temprana. Esta es la valoración previa sobre la que
trabajan estos tres especialistas.
En un alto porcentaje, los niños con alguna patología
primero son tratados por el especialista en fisioterapia y
cuando ya se consigue cierta madurez comienzan con los
trabajos psicomotrices. Y, por último, si es necesario, por
logopedia. Los tres especialistas aseguran que,
generalmente, si hay un retraso psicomotor también existirá
en la lengua.
El fisioterapeuta, Raúl Moreno, pone como ejemplo a menor
con daño cerebral. “Suelo aplicar el método de ‘Metayer’ que
se basa en niveles de evolución motriz, es decir, posturas
que el niño tiene que adquirir de forma encadenada, lo que
facilita que las consiga. Pasar de boca abajo, a postura con
manos, etc.”, afirma Moreno.
Asimismo indican que lo habitual es que a los tres años ya
pasen al colegio, pero hay madres que esperan hasta los seis
y siguen atendiéndolo.
Moreno también trabaja según las pautas de la osteopatía,
que asegura que es más desconocida, con la que se consigue
disminuir la intranquilidad e irritabilidad y proporciona
muy buenos efectos en torticollis. “Los resultados son muy
espectaculares, y a algunos pediatras les cuesta
recomendarlos, aunque cada vez menos”.
A medida que se consiguen logros y posturas, se comienza a
trabaja la psicomotricidad. Por ejemplo, si existe retraso
en la manipulación o en la coordinación. “En psicomotricidad
trabajamos el esquema corporal, coordinación dinámica
general, motricidad gruesa, el espacio y el tiempo”, asegura
el Francisco Villegas. El objetico es intentar acercar a la
edad mental con la edad cronológica. Al tratarse de niños
muy pequeños, los ejercicios suelen ser sencillos, por
ejemplo meter cubos en una taza, asociar figuras geométricas
o crear estructuras de cubos.
Cuando estos pequeños, que los han tratados anteriormente,
ya han adquirido una serie de conductas, se derivan a
logopedia. Asimismo, María Jesús Fernández indica que un
amplio grupo de pequeños a los que atiende tienen unos dos
años y medio y aún no hablan. “Suelen venir derivados del
pediatra porque van a empezar el colegio y la madre está
preocupada porque aún no consigue hablar”, asegura la
logopeda.
Fernández asegura que los trastornos simples del lenguaje,
como dislalias, son los más comunes y en un 90 por ciento
acaban el tratamiento sin necesidad de continuarlo después.
“También tratamos trastornos graves del lenguaje, que pueden
estar unidas a patologías como Autismo, en este caso
trabajamos la comunicación global.
“La ayuda de los padres y del entorno es imprescindible”,
aseguran los tres especialistas. “El objetivo es conseguir
una serie de habilidades, pero en un par de sesiones que
acuda el niño a la semana, no lo va a integrar”. El trabajo
debe continuar en casa y hacer participes de los ejercicios
a los padres. “Un 50 por ciento del trabajo es nuestro y
otro tanto de los padres”, sentencia Moreno.
También han trabajado en guarderías, pero consideran que es
mejor realizar el tratamiento en la sala porque disponen de
todos los medios y así los pequeños se acostumbran a otros
ámbitos. Asimismo, han trabajado con hidroterapia, pero el
agua de la piscina no ofrecía la temperatura adecuada.
|