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OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE MARZO DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

Cada uno en su casa…

Por Manuel Coronado Martín


Nací en la querida barriada de El Príncipe Alfonso allá por el año 62. El Señor de Ceuta, El Medinaceli ya estaba allí. Por aquellos tiempos, casi todos los que vivíamos en la barriada veníamos de familias humildes y trabajadoras, donde lo poco que teníamos los sabíamos disfrutar, y hasta compartir. Recuerdo las caminatas en dirección a la playa de El Tarajal con una carretillita que me hicieron para poder trasportar el agua que nos hacía falta para todo lo necesario en las casas. La bajada era bien tranquila, pero luego, había que subir cargadito con el agua. Todos hacíamos esas subidas y bajadas, los tiempos eran muy distintos a los de hoy, hasta el punto, de tener las puertas abiertas de par en par, con un solo visillo, y las calles eran barridas y baldeadas por los propios vecinos. Vivíamos tranquilo, disfrutábamos de la calle, y nos enseñaban a respetar.

La convivencia era plena en nuestra barriada, una barriada en la que vivíamos en total armonía todos los vecinos. Y digo todos, Cristianos, Musulmanes, Gitanos, y no recuerdo si alguien de distinta religión de las referidas. Él, El Medinaceli, también vivía allí. Hoy, los tiempos han cambiado, ya no se tiran monedas en los bautizos ni se canta aquello de “padrino rumboso”.Por aquellos tiempos, cualquier celebración en la barriada era festejada por todos, y todos disfrutábamos de las fiestas de los otros.

Recuerdo vagamente a Malika, aquella mujer que siempre estaba dispuesta a llevarme a todas partes con ella, recuerdo la primera tele en blanco y negro, y la salita llena de gente sentadas en el suelo para ver la programación, que previamente habíamos leído en el Teleprograma. ¿ Quién no recuerda la patata encima del televisor con las antenas pinchada en ella para poder coger señal?. No recuerdo a mi hermano mellizo, pero si el hecho de que compartíamos el mismo agua para bañarnos. Son tantos los recuerdos que me vienen a la mente , que aunque muchos son débiles en mi memoria, otros lo son de manera permanente, y entre ellos, que él , El Medinaceli estaba allí. Hoy, corre el rumor de que muy probablemente deje de estar allí, en su Casa, en su barriada, en El Príncipe. Desconozco los motivos que puedan haber, si es que existen. Y también desconozco que este rumor sea del todo verdad, o nazca sólo de una intención, o un deseo cargado de buena voluntad.

Creo que El Señor de Ceuta, El Medinaceli no habla con nadie, auque sean muchas las personas que si hablan con él, que lo visitan, que lo arropan, que lo cuidan y que lo miman, y otras, lo respetan por encima de sus propias creencias personales. Ayer, El Señor de Ceuta, nuestro Medinaceli , en su barriada- la de El Príncipe Alfonso-, trató de mandarnos un mensaje convertido en agua – esa que yo acarreaba de pequeño-,casi se negó a abandonar su casa, la de siempre, la suya, en la que él ya estaba cuando yo nací. Igual quiso decirnos que no está dispuesto a abandonarla, que está a gusto, y que se congratula del empuje , la devoción y el respeto, que años tras año le demuestra el pueblo de Ceuta en su traslado.

Los tiempos han cambiado, pero no por ello tenemos que cambiar la casa de El Señor de Ceuta, la de El Medinaceli, la suya, la de siempre, la que está en la barriada El Príncipe Alfonso.
 

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