Nací en la querida barriada de El Príncipe Alfonso allá por
el año 62. El Señor de Ceuta, El Medinaceli ya estaba allí.
Por aquellos tiempos, casi todos los que vivíamos en la
barriada veníamos de familias humildes y trabajadoras, donde
lo poco que teníamos los sabíamos disfrutar, y hasta
compartir. Recuerdo las caminatas en dirección a la playa de
El Tarajal con una carretillita que me hicieron para poder
trasportar el agua que nos hacía falta para todo lo
necesario en las casas. La bajada era bien tranquila, pero
luego, había que subir cargadito con el agua. Todos hacíamos
esas subidas y bajadas, los tiempos eran muy distintos a los
de hoy, hasta el punto, de tener las puertas abiertas de par
en par, con un solo visillo, y las calles eran barridas y
baldeadas por los propios vecinos. Vivíamos tranquilo,
disfrutábamos de la calle, y nos enseñaban a respetar.
La convivencia era plena en nuestra barriada, una barriada
en la que vivíamos en total armonía todos los vecinos. Y
digo todos, Cristianos, Musulmanes, Gitanos, y no recuerdo
si alguien de distinta religión de las referidas. Él, El
Medinaceli, también vivía allí. Hoy, los tiempos han
cambiado, ya no se tiran monedas en los bautizos ni se canta
aquello de “padrino rumboso”.Por aquellos tiempos, cualquier
celebración en la barriada era festejada por todos, y todos
disfrutábamos de las fiestas de los otros.
Recuerdo vagamente a Malika, aquella mujer que siempre
estaba dispuesta a llevarme a todas partes con ella,
recuerdo la primera tele en blanco y negro, y la salita
llena de gente sentadas en el suelo para ver la
programación, que previamente habíamos leído en el
Teleprograma. ¿ Quién no recuerda la patata encima del
televisor con las antenas pinchada en ella para poder coger
señal?. No recuerdo a mi hermano mellizo, pero si el hecho
de que compartíamos el mismo agua para bañarnos. Son tantos
los recuerdos que me vienen a la mente , que aunque muchos
son débiles en mi memoria, otros lo son de manera
permanente, y entre ellos, que él , El Medinaceli estaba
allí. Hoy, corre el rumor de que muy probablemente deje de
estar allí, en su Casa, en su barriada, en El Príncipe.
Desconozco los motivos que puedan haber, si es que existen.
Y también desconozco que este rumor sea del todo verdad, o
nazca sólo de una intención, o un deseo cargado de buena
voluntad.
Creo que El Señor de Ceuta, El Medinaceli no habla con
nadie, auque sean muchas las personas que si hablan con él,
que lo visitan, que lo arropan, que lo cuidan y que lo
miman, y otras, lo respetan por encima de sus propias
creencias personales. Ayer, El Señor de Ceuta, nuestro
Medinaceli , en su barriada- la de El Príncipe Alfonso-,
trató de mandarnos un mensaje convertido en agua – esa que
yo acarreaba de pequeño-,casi se negó a abandonar su casa,
la de siempre, la suya, en la que él ya estaba cuando yo
nací. Igual quiso decirnos que no está dispuesto a
abandonarla, que está a gusto, y que se congratula del
empuje , la devoción y el respeto, que años tras año le
demuestra el pueblo de Ceuta en su traslado.
Los tiempos han cambiado, pero no por ello tenemos que
cambiar la casa de El Señor de Ceuta, la de El Medinaceli,
la suya, la de siempre, la que está en la barriada El
Príncipe Alfonso.
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