El Señor de Ceuta, el Cristo de
Medinaceli, realiza hoy su tradicional traslado desde la
inglesia de San Ildefonso en la barriada de El Príncipe
hasta su Casa de Hermandad en Automovilismo. Un traslado tan
tradicional como arraigado en los ceutíes que constituye una
verdadera multitud ingente tras la imagen y que es el signo
más inequívoco de la devoción por esta venerable imagen.
Quienes conocen el profundo fervor que se le profesa en
Ceuta al Medinaceli no les resulta sorprendente la multitud
humana que le secunda, aunque sí fuera de Ceuta que llegaron
a pensar en alguna ocasión que esa imagen tan espectacular
de devoción tras el Cristo, era producto de la tecnología
moderna, de photoshop, aunque lo cierto es que no hay
retoque que valga ni fotocomposición en una imagen tan
espectacular como tradicional en la Ceuta de siempre. Un
traslado que representa el comienzo oficioso de la Semana
Santa y un punto de inflexión en el que ya comienza a
respirarse el ambiente de ésta, tan arraigado en Ceuta.
El traslado del Cristo de Medinaceli es algo intrínseco a
Ceuta como “el Encuentro” o tantas otras cosas genuinas de
aquí, por lo que suscitar la polémica sobre la continuidad o
no de este traslado, con la ausencia de los Hermanos de la
Cruz Blanca en los locales colindantes con la iglesia de San
Ildefonso, es alimentar una polémica artificial, ya que esta
devoción y tradición ha de preservarse y evitar que algunas
de las señas de identidad de este pueblo, vayan
desapareciendo. Un año más, serán muchísimos los ceutíes que
sigan los pasos al Medinaceli y también, un año más,
liberará a un recluso que encontrará su libertad al paso de
este Cristo que en otras ciudades le llaman el del Rescate.
Ceuta está íntimamente unida al Medinaceli y hoy,
asistiremos a una prueba más de la devoción que despierta y
el fervor con el que se le sigue: un espectáculo.
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