Ángela Merkel, convertida
en diosa, ha conseguido que España sea un país calamitoso:
lo ha sembrado de parados. Una auténtica plaga. Una
calamidad pública. Drama que no cesa, y cuya tragedia
terminará, de seguir así, en un estallido social de
dimensiones incalculables.
Cunde el pánico por todo el suelo hispano. La gente está
asustada. Observa lo que viene ocurriendo y lo primero que
piensa es que puede sucederle lo mismo que a los vecinos del
cuarto y del quinto: que ambas familias llevan ya un año
viviendo de la caridad. Es decir, asisten todos los miembros
a un comedor social. Y a partir de ahí hay gentes a las que
le resulta imposible hacer una buena digestión.
El odio contra los políticos va aumentando sin solución de
continuidad. Motivado por el conocimiento que se ha ido
teniendo de la corrupción y de cómo los corruptos tienen
nombres y apellidos importantes. Y además no ingresan en la
cárcel con la prontitud deseada y conveniente para que cunda
el ejemplo.
Estamos asistiendo ya a la caza y captura de algunos
políticos. Hecho siempre lamentable. Incluso los ha habido
que han tenido que salir por una ventana del edificio
municipal. Para luego poner pies en polvorosa. Cabe
recordarlo para que todos ellos, sin excepción, vayan
tomando nota de que ninguno está a salvo de la desesperación
de quienes viven una situación angustiosa. Tan grave como
para que hayamos visto escenas como las que se dieron cuando
el crack del 29 en la Bolsa de Nueva York.
Pues bien, cuando semejante situación hace que muchas
personas no concilien el sueño y otras muchas hayan tenido
que echar mano de los somníferos, para evitarse el tener que
pasar muchas noches toledanas, pensando en qué será de los
suyos, uno se desayuna con el siguiente párrafo, escrito en
un periódico local, por uno de los hombres que más dinero
gana en Ceuta: Juan Luis Aróstegui.
Reza así: “No se entiende el paro como un problema social
–se refiere a los ciudadanos-, sino como una cuestión
individual que cada cual debe resolver como mejor pueda
(siempre con el enchufe como referencia). Esta es la norma
de aplicación prácticamente universal”.
Este individuo, que goza de varios empleos, y del cual
sabemos que está participando en una acción indigna que
podría dejar en el paro a muchas personas, se permite el
lujo de hablar contra la gente que desea trabajar aunque sea
teniendo que acudir a tirarle de la levita a tipos como él.
Pedirle ayuda a Fulanos como él, debe de ser terrible para
cualquier padre de familia. Una humillación. Y me explico:
Aróstegui y otros sindicalistas, hace ya su tiempo, estaban
reunidos con el alcalde, cuando salió a relucir el
enchufismo. Y ni corto ni perezoso se expresó de esta guisa:
“Aquí ningún político ha enchufado más gente que yo. Y lo
hacía enviando un simple fax con la orden de darle trabajo a
mi recomendado”. Arrogancia…
Es decir, que este tipo (sindicalista y concejal, profesor y
asesor de empresas, agitador de masas, aunque no le hagan el
menor caso, y que ha venido colocando por medio de faxes a
su clientela política, impidiendo así el acceso al empleo
publico en igualdad de condiciones) sale ahora diciendo que
los ceutíes viven pensando más en el enchufismo que en salir
a la calle a seguirlo a él en las manifestaciones contra el
paro. Y encima, por si no tuviésemos bastante con su eructo,
me soplan que viene gobernando al alimón con quien más
manda. ¡Menudo pájaro!
|