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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE MARZO DE 2013

 
OPINIÓN / EDITORIAL

“Saldo positivo” sin pagar a proveedores en plazo legal

Los conceptos “superávit” y “saldo positivo” para este Gobierno de Juan Vivas son una constante obsesiva que de tanto repetirlo se lo creen. De superávit ya habló Francisco Márquez cuando era consejero de Hacienda y hubo de acogerse la Ciudad al préstamo ICO para pagar las facturas que había en los cajones por importe de 82 millones de euros y de superávit vuelve a hablar en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, Guillermo Martínez cuando el propio presidente Juan Vivas ha reconocido, en un ejercicio de autocrítica que su Gobierno es incapaz de pagar a proveedores en 30 días como manda la directiva europea que, según él mismo, es ley.

Con estas premisas y con tan poco pudor, Guillermo Martínez aún se atreve a hablar de “saldo positivo” en las cuentas de la Ciudad, cuando son incapaces de cumplir, incluso, las mismas normas que vía Boletin Oficial del Estado, había dictado Cristóbal Monto, el mismo que presidía esta reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, a la sazón, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. De manera que un Gobierno que incumple los pronunciamientos, recomendaciones y dictámenes en materia económica, viene a presumir con muchísima más desfachatez que credibilidad, que ha cumplido con el objetivo de déficit con un “saldo positivo”, jugando con los números para querernos hacer ver que lo negro es blanco. Todo ello con la estimada colaboración, cada vez más patente, de Juan Luis Aróstegui, un aliado más del Gobierno Vivas.

Este Gobierno de Juan Vivas hace tiempo que perdió la credibilidad y empeñarse de hablar de superávit o “saldo positivo” en las actuales circunstancias económicas de la Ciudad, con una carga financiera insoportable, con deudas en entidades bancarias, con débitos por doquier, es hacer un ejercicio de cinismo hasta límites insospechados. En definitiva, es tomar al ciudadano por tonto.
 

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