Los últimos actos vandálicos
registrados en comercios del centro de la ciudad han
despertado la preocupación no sólo de los afectados sino
también de la Confederación de Empresarios que se ha
dirigido a sus asociados dándole una serie de
recomendaciones y haciéndoles partícipes de que han instando
a las autoridades que extremen la vigilancia, en especial
fuera del horario comercial y en los fines de semana. La
presentación que se hizo, no hace muchos meses, con
comparecencia incluida del máximo responsable policial junto
al presidente de la CECE en rueda de prensa en Comisaría,
habría que recuperarla para indicar que la seguridad no es
flor de un día ni un asunto puntual sino una labor
preventiva cotidiana y que, en el colmo del despropósito, no
hay explicación posible para que se den actos vandálicos en
el mismo corazón de la ciudad, porque la ciudadanía se
plantea con no pocas dudas, muchas interrogantes en materia
de seguridad.
Habría que aprender de los errores en cuestión de guarda y
custodia de zonas céntricas, ya que de otra manera,
parecería que los delincuentes se sienten tan impunes que
son capaces de trasladar al mismísimo centro de la ciudad
sus fechorias. Urge actuar de forma más práctica y eficaz
para evitar que se den situaciones como las del pasado fin
de semana. La vigilancia no sólo se hace ostensible sino
“invisible” para sorprender a quienes pretendan convertir
toda la ciudad como un campo sin vallar. Ceuta merece un
mejor control policial a tenor de lo que viene sucediendo. Y
si ya en el mismo centro se dan actos vandálicos, apaga y
vámonos, porque la sensación de inseguridad ya no se
concreta en un simple ajuste de cuentas sino en algo mucho
más evidente y serio: el ciudadano de a pie. Y esto es grave
si no tiene una solución rápida, eficiente, profesional y
contundente para que Ceuta no se convierta en un campo de
batalla.
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