LUNES 11.
Mito. En la segunda acepción del diccionario significa
imagen o concepto magnificado de alguien o algo real. Los
mitos, según aseveran los filósofos, tienen que ser
argumentados o debatidos por quienes los asumen. A los mitos
no se le pueden poner objeciones, hay que concederles
crédito sin límites. Por eso, Fernando Savater se
expresa así al respecto: los mitos, fuera de la comunidad
cultural en que nacen resultan arbitrarios y absurdos. Sir
Alex Ferguson, entrenador del Manchester United,
desde que se inventó la penicilina, no es un entrenador
cualquiera. Y además no pertenece a la comunidad cultural en
la que una mayoría de periodistas ha convertido a
Casillas en una leyenda como cancerbero. Por tal motivo,
le resulta tan absurdo como arbitrario compartir esa
creencia. Y ha tenido a bien opinar que de haber jugador
Casillas en Old Trafford, y no Diego López, el Madrid
habría perdido la eliminatoria. Y allá que han salido en
tromba contra él quienes un día decidieron santificar a un
muchacho que no deja de ser un portero al que la Diosa
Fortuna le ayudó en momentos claves. A partir de ahí, la
fábula se fue viniendo abajo por mor de unas actuaciones tan
malas como acordes con sus condiciones como guardameta. Que
son muy limitadas. En realidad, antes, mucho antes, es
decir, hace bastantes años, quien escribe dio su parecer,
tal y como lo ha hecho Ferguson, y me dijeron de todo. Pero
yo me mantuve en mis trece. Casillas es un portero normal. A
quien sus defectos, que son harto conocidos, se le fueron
acrecentando con la edad; y ha terminado por ser uno más y
con menos ilusiones. Y no hay más. Así que dejemos los mitos
para los griegos.
Martes. 12
Sigue marzo cumpliendo su papel. Que es harto conocido:
llueve, ventea, hace frío, y a ratos luce un sol que nos
engatusa y nos hace creer que podemos salir a la calle a
pecho descubierto. Me ocurre hoy, cuando me dirijo a
despedirme de mi querido amigo Pedro Fernández Olmedo,
que me pongo hecho una sopa por olvidarme del paraguas.
Pedro Fernández Olmedo ha estado cinco años dirigiendo el
Parador Hotel La Muralla. Y lo ha hecho ganándose el respeto
y la amistad de la mayoría de nosotros. Es decir, de cuantos
vivimos en esta ciudad. Yo he conocido a muchos directores
de La Muralla, y salvo excepción, nunca tuve quejas de
ellos. Aunque debo confesar que ni siquiera me acuerdo de
sus nombres. A Pedro no lo olvidaré nunca. Pedro ha sido de
trato sencillo y franco, pero a su vez capaz de fulminar la
mala educación con un gesto apenas perceptible. El ser
educado y conciso en su decir, no le ha impedido nunca
dejarse caer con su guasa gaditana. La fetén. La que se
tiene porque sí y evidencia que es de nacimiento y no
impostada. A Pedro Fernández Olmedo, por jubilación, lo
sustituye Alberto San Sebastián, a quien le deseamos
lo mejor al frente de un establecimiento que ha sido siempre
el buque insignia de la hostelería en la ciudad. Y a
Fernández Olmedo, que a partir de ahora residirá en Cádiz,
su tierra de nacimiento, le echaremos de menos. Yo, sin duda
alguna, comienzo ya a hacerlo. Mi respeto, mi afecto, y mi
humilde amistad, don Pedro, los tendrá siempre.
Miércoles. 13
El tiempo desapacible hace que me quede en casa. A pesar de
que había quedado con un amigo para darme una vuelta por los
lugares de costumbre. De mi costumbre, quiero decir. Así que
recibo varias llamadas de conocidos que quieren saber lo que
pienso del partido Barcelona-Milán. Y lo primero que se me
ocurre decirles es que Maximiliano Allegri,
entrenador del Milán con nombre de barítono, pegó el petardo
de su vida. No supo nunca a qué jugaba su equipo. ¡Que
horror! Cierto es que el histórico y laureado conjunto
italiano es un conjunto repleto de futbolistas normales que
visten una camiseta hecha a la medida de las estrellas. Pero
aun así, Allegri es culpable de muchos de los yerros que
fueron cometiendo sus hombres. Los que nunca supieron ni
defender ni atacar. Ambas acciones las hicieron no mal, sino
rematadamente mal. El cuarto gol es de verbena. Quedaban
apenas minuto y medio para finalizar el tiempo añadido,
cuando una falta favorable a los milaneses, que les concedía
la última oportunidad para tratar de subir todos al remate,
fue sacada en corto. Perdieron el balón. Lo cual propició el
gol de Alba. Sólo ese hecho vale para reflejar lo mal que lo
hizo todo el Milán. Mal harían los jugadores azulgrana, por
más que hayan mejorado actuaciones pasadas, en creer que han
rayado la perfección en su juego. El Milán fue un fiasco
absoluto. La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su
porquero.
Jueves. 14
Ayer viví con pasión el partido Málaga-Oporto. Y hablo de
ello en mi barrio con un aficionado que me dice que él
también se lo pasó bomba. Me preguntó si me gustó el equipo
portugués y le dije que, durante media hora, puso al equipo
local contra las cuerdas. Menos mal que no consiguió marcar.
De pronto, el aficionado se dejó caer: Lo bien que se lo
habrá pasado Juan Vivas en La Rosaleda. Vivas e
Imbroda. Y a mí me coge por sorpresa lo comentado por mi
conocido. Y quiero saber, claro. Y entonces mi vecino me
pone al tanto de que ambos alcaldes se habían citado en
Málaga para tratar asuntos de ambas ciudades y, de paso,
asistir al partido. Es la primera noticia que tengo al
respecto, le contesto. Y el hombre, como quien no quiere la
cosa, sigue hablando. ¿Se ha dado usted cuenta, De la
Torre, lo bien que se lo monta el alcalde cada vez que
hay un partido importante en Madrid, en Málaga o en
Barcelona? Confieso que no le respondí. Vamos, que me hice
el distraído. Luego, tras despedirme de mi vecino, pensé:
¡Menuda papeleta se le presentará a nuestro alcalde si el
Ceuta se clasifica para jugar la fase de ascenso! Sí, porque
hace ya mucho tiempo que no quiere ver al primer equipo
local ni en pintura.
Viernes. 15
Las señoritas Quijano eran maestras. De aquellas
maestras que en nuestra posguerra preparaban a los niños
para que pudieran acceder a estudiar el bachillerato. Hacían
dictados diariamente y dos faltas de ortografías cometidas
por sus alumnos las irritaba. Luego, pasado el momento,
volvían a mostrarse maestras en toda la extensión de la
palabra que tan hermoso nombre tiene. Las señoritas Quijano
eran de El Puerto de Santa María y como ellas las había, y
los había, maestros, quiero decir, repartidos por todos los
pueblos de España. Ganaban lo mínimo, pero procuraban
enseñar a conciencia. Viene a cuento el comentario, tras
haber leído lo ocurrido con el examen que han pasado unos
opositores a maestro en la Comunidad de Madrid. De pena. No
es que hayan cometido dos faltas de ortografía, que ya
harían enfadar a las reseñadas señoritas Quijano, sino que
no saben escribir. Y además dieron muestras evidentes, un 70
por ciento de los examinados, de carecer de los más
elementales conocimientos generales que se les exigen a los
alumnos de 12 años. Y pensar que los maestros de instrucción
primaria en 1371, de acuerdo con las disposiciones del rey
Enrique II, “deben gozar de cuantas gracias y privilegios
gozan los duques y condes”, una vez que cumplan cuarenta
años de servicios profesional…
Sábado. 16
Recorro mis bares predilectos. Que los tengo. Y en todos
ellos se habla del partido que mañana, hoy para ustedes, van
a jugar Ceuta y Algeciras. Existe un ambiente
extraordinario. Lo cual debería redundar en que se llene el
Murube. Sería el mejor homenaje que pudieran recibir los
directivos del Ceuta. Quienes vienen haciendo una labor
digna de encomio. El partido es de gran interés. Se enfrenta
el primero de la clasificación contra un equipo que viene de
menos a más y que si gana puede aspirar a ser Campeón del
Grupo X de Tercera División. Ese equipo es el primer equipo
de Ceuta. Que subsiste gracias a los sacrificios que vienen
haciendo sus dirigentes. Creo que ha llegado el momento de
que los aficionados acudan al campo. Con el único fin de
demostrar su amor por unos colores.
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