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OPINIÓN - SÁBADO, 16 DE MARZO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Alcaldes muy distintos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Imbroda y Vivas, tras escudriñarse atentamente durante años, no ha mucho lograron convertir la antipatía inicial que se profesaban en una relación cordial. Tan cordial que aprovechan cualquier motivo para verse en Madrid, Málaga o Barcelona. Zonas equidistantes de sus respectivas ciudades.

Tengo entendido que nuestro alcalde estuvo el miércoles pasado en la capital de la Costa del Sol. Donde se había citado con el alcalde de Melilla para intercambiar impresiones acerca de no sé qué… Cuando hace nada y menos que habían estado en Madrid disfrutando de todo el tiempo del mundo hasta para contarse los chistes de rigor.

Sí, chistes: ya que se me ha dicho que el señor Imbroda, a pesar de que aparece siempre con el ceño fruncido, los cuenta con un arte sin par. Quién lo diría. Pero he aquí un caso más que avala lo de que las apariencias engañan. Y a nuestro alcalde, que le gusta un chascarrillo más que le gustaba al célebre Garbancito de Triana un micrófono para distraer con sus ocurrencias a la clientela selecta de aquel inolvidable “Polinesio Bai Bai” en la avenida de Blas Infante, número 6, en la Sevilla de los ochenta, me lo imagino partido de la risa.

Se me ha dicho que un chiste contado por el alcalde de Melilla tiene aportes benéficos en cantidad para el body. De ahí que el alcalde de Ceuta esté cada vez más recuperado en todos los sentidos. Vamos, que se ha venido arriba en lo físico y hasta me cuentan que está dispuesto a transitar esa calle que había abandonado de la noche a la mañana. Sin saberse los motivos.

A nuestro alcalde le encanta el fútbol. Desde que vestía pantalones cortos. Incluso se habla de que era un fenómeno jugando como extremo. Eso sí, en el lado izquierdo. Y es que Vivas siempre fue zocato. Lo cual justifica su habilidad en todos los sentidos. Donde se pone un tío que maneje la siniestra con astucia y sea capaz de pegarle un regate a su propia sombra, no se pone ningún otro. Eso sí, Vivas nunca jugó en el primer equipo de la ciudad. Aunque sí influyó mucho en el futuro de los primeros conjuntos.

Al alcalde de Melilla, además de chistoso, por mucha seriedad que aparente, le ha gustado siempre el baloncesto. Pero ello no ha sido obstáculo para que se desviva por el fútbol de su tierra. Y a las pruebas me remito: en tiempos de crisis ha sido capaz de entregarse de lleno a la tarea que ha hecho posible que la Unión Deportiva Melilla siga jugando en Segunda División B. Un logro que le están agradeciendo todos los melillenses. Sean o no aficionados al deporte rey. En general, todo el deporte melillense continúa mimado por Juan José Imbroda. Así que se ha ganado el reconocimiento de todos los deportistas. Y también de los taurinos: no en vano la plaza de toros de Melilla sigue funcionando aunque sea una vez al año. Lo preciso para que los medios propalen a los cuatro vientos los sacrificios que hacen las autoridades de Melilla para que pervivan las tradiciones españolas.

Nuestro alcalde, en cambio, se ha desentendido de los problemas del primer equipo local. Tal es así que ni siquiera acude al Murube. De toros ni entiende ni quiere saber nada. Aunque haya personas ofreciéndose a montar un espectáculo taurino gratis. Ahora bien, en cuanto puede aprovecha la amistad con Imbroda para citarse con él en los madriles, en Málaga o en los chirlos mirlos. Y de paso ver jugar al Madrid, al Oporto o al Manchester United. Y además con derecho a reírse de lo lindo con las cosas del alcalde melillense.
 

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