En los tres últimos días, la labor
de la Policía Nacional en la barriada del Príncipe está
siendo notable. Si ayer publicábamos que hubo una
intervención tras una pelea y unos disparos al aire, hoy
hemos de referirnos a la detención de dos pistoleros
“peligrosos”. El amplio dispositivo que se ha desplegado en
varias barriadas ha resultado positivo. La presencia y
actuación de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y el
apoyo de unidades de Intervención Policial (UIP) que
registró varios detenidos por reclamaciones y estancia
ilegal, es buena prueba de cuanto apuntamos. Una actuación
que ha de dejar bien a las claras que esta barriada no puede
ser un reducto de delincuencia organizada, de cobijo
delictivo y que ningún malhechor puede sentirse impune y
seguro en esta zona periférica de la ciudad.
Se pedían resultados y las últimas actuaciones parecen que
los están dando como también es de elogiar que el delito no
puede encontrar en esta populosa barriada y en algunas de
sus casas, la madriguera en la que los individuos que están
fuera de la ley se escondan para extender el miedo, las
reyertas y hasta la muerte. Si la ciudad es pacífica, el
Príncipe no tiene porqué ser una barriada en la que se
prodigue el delito. No puede ni debe convertirse en
territorio Comanche porque los niveles de paz y convivencia
han de ser equiparables al resto de la ciudad. Y para ello,
no sólo es necesaria la colaboración ciudadana sino la
intervención firme y eficaz de un Cuerpo Nacional de Policía
como la profesionalidad del mismo requiere. La “limpieza” de
delincuentes en el Príncipe ha de ser una prioridad. Ninguna
persona de bien puede amparar a delincuentes que utilizan
las pistolas como elemento de intimidación y poderío. En una
sociedad civilizada y en un estado de derecho, no caben
individuos de tal calaña. La policía ha de seguir actuando
con firmeza.
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