Los recortes en las subvenciones y
lo que puede venir de seguir gobernando el Partido Popular,
quitando ciertos privilegios de los que gozaban algunos
mandas, ha llevado a las huelgas las algaradas y demás
cosillas que, día a día, se vienen realizando en todo el
territorio nacional, poniendo como excusa los recortes y la
reforma laboral. Dos caballos de batallas que unidos a la
Educación y la Sanidad, se están explotando para sacar a
pasear al personal.
En Andalucía, para celebrar el día de esa Comunidad
Autónoma, se hace una manifestación contra los ya consabidos
recortes. O sea, con claridad meridiana, contra el Gobierno,
que es el causante de esos recortes y de esa reforma
laboral.
Y cosa curiosa, sólo asisten a la mencionada manifestación,
contra el Gobierno, cinco mil personas en Sevilla. Lo mire
como se mire, un auténtico fracaso.
Quizá, este fracaso en la convocatoria, sea debido a que el
personal ya se está cansando de que lo saquen de paseo para
no conseguir nada de nada, porque lo hecho, hecho está, y no
hay nadie que lo pueda cambiar.
Esa manifestación, que ha sido un auténtico fracaso, sólo ha
válido para que las fuerzas sindicales, organizadoras de las
mismas, se dejen ver y le digan con su presencia al
Gobierno,”oiga, estamos aquí, tenga cuidado con nosotros, y
cuidadito con seguir recortándonos las subvenciones”.
Pero, naturalmente, ante el fracaso de la misma, el Gobierno
habrá pensando que de seguir así poca fuerzas van a tener
las entidades organizadoras de esas manifestaciones, con las
que no se consiguen ningún beneficio a la clase trabajadora.
Y, por tanto, le dan base suficiente para seguir recortando
las subvenciones.
Las centrales sindicales, lo hemos escrito en varias
ocasiones, y sigo pesando lo mismo, son necesarias en un
Estado democrático de Derechos y Libertades. Pero, vuelvo a
repetirlo a pesar de parecer reiterativo, me quedo con
aquellas centrales sindicales, en la que estaban al frente
de las mismas, Camacho y Redondo.
Estos dos grandes sindicalistas, llevaron a sus centrales
sindicales a la mayor de las alturas, sin necesidad de
tantas huelgas, ni algaradas, ni sacar al personal, cada dos
por tres, a darles paseos por las calles de España, Ellos
entablaban diálogos con la patronal y el Gobierno, llegando
hasta donde tenían que llegar para alcanzar los acuerdos en
los que todas las partes salían beneficiadas. Jamás la clase
obrera, los trabajadores, conseguimos mejores logros que con
Camacho y Redondo al frente de las dos centrales sindicales
más importantes de España.
La huelga que se está dando en Iberia, a la que se han unido
esa clase privilegiada de la vida que son los pilotos y que,
sin duda alguna, se dará hasta la Semana Santa, causando un
enorme perjuicio a la renqueante economía española, no le va
a solucionar nada a los trabajadores, pero sí un enorme
perjuicio a otros trabajadores de todos los sectores, pues
esto no es más que una cadena que con la llegada del turismo
para presenciarla, verá rota esa cadena que podría darle
unos beneficios e incluso crear, aunque sea de forma
temporal puestos de trabajo. ¿O no?. Menos mal que, al
parecer, se ha acabado la huelga.
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