Si la Segunda División B es una
categoría complicada y costosa, qué decir de la Tercera. Por
ello, por las dificultades que entraña competir en semejante
Liga, uno aprecia muchísimo la labor de los directivos de
todos los conjuntos que participan en la misma. Ya que hay
que tener amor por unos colores para dedicar tiempo y dinero
a un menester donde lo que suele imperar es la falta de
recursos económicos y por tanto de medios.
No es la primera vez, ni creo que sea la última, salvo
fuerza mayor, que yo escribo acerca de los sacrificios que
vienen haciendo los directivos del Ceuta por mantener al
primer equipo de la ciudad compitiendo y además haciéndolo
más que bien. Cuando es harto conocido los enormes problemas
con los que se encontraron y que no han cesado ni decrecidos
en ningún momento.
Las dificultades que han afrontado y siguen afrontando los
dirigentes del Ceuta, son tantas que no sé cómo han sido
capaces de sortearlas. Carentes de ayudas, mal vistos por
las autoridades políticas y federativas, ninguneados por una
parte de la prensa, tuvieron que hacer una plantilla,
deprisa y corriendo. Tan verdad es todo lo reseñado que
nunca me cansaré de repetirlo.
Por lo que fue imposible que los técnicos pudieran cumplir
con algo primordial: hacer una pretemporada para dotar al
equipo de la condición física necesaria y de los conceptos
técnicos, tácticos y estratégicos indispensables. Menos mal
que acertaron contratando al preparador físico José
Carlos Jiménez “Mane” y, cómo no, al entrenador:
Álvaro Pérez. Y, por supuesto, a jugadores de valía.
Así consiguió el club su primordial aspiración: permanecer
en la categoría. Misión nada fácil. Y que, habiendo sido
cumplida bien pronto, hizo posible que los aficionados
principiaran a soñar con un logro mejor: clasificarse entre
los cuatro primeros del grupo. Pero el equipo no acertaba a
ganar fuera de casa. Se le resistía el triunfo lejos del
Murube. Lo cual comenzó a inquietar al personal. Mas no a
los directivos ni a los técnicos que siempre confiaron en
que llegaría el momento de ganar en campo ajeno.
Y fue en Conil de la Frontera, pueblo de la Costa de la Luz
gaditana, donde el Ceuta obtuvo la primera victoria lejos
del Murube y que le ha convertido en serio aspirante a
formar parte de los cuatro conjuntos privilegiados que
jugarán la promoción de ascenso. Los tres puntos obtenidos
en Conil han servido para que se despierte la euforia entre
los aficionados. Y que se hable en todos los corrillos
deportivos del próximo partido que los de Álvaro Pérez
jugarán frente al Algeciras. Que es, además, por si fuera
poco el interés reinante, el primer clasificado del Grupo X
de Tercera División. Otro equipo histórico que trata por
todos los medios de ascender; recuperando, pues, una
categoría que nunca debió perder.
Semejante encuentro, el próximo en el Murube, necesita del
apoyo de la afición. Y así lo ha entendido el club. El cual,
mediante una nota de prensa, ha solicitado la presencia
masiva de los aficionados, sustentando su petición con
precios adecuados a la situación económica que se vive. Y la
gente responderá.
Ganarle al Algeciras es clave para que se produzca lo que
antes parecía imposible: que el Ceuta se clasifique entre
los cuatro primeros equipos del grupo. Ese imposible, si
acaso se logra, es gracias al afanoso interés que vienen
poniendo los directivos en una empresa que sigue
antojándoseme complicada en extremo. Y conviene propalarlo.
Por ser de justicia.
|