Alberto Gabriel San Sebastián se pone al frente del
Parador ‘La Muralla’ tras la marcha de Pedro Fernández. El
nuevo director pisó ayer por primera vez Ceuta y, apenas
unas pocas horas después de su llegada, atendió a EL PUEBLO
para hablar sobre su experiencia en la red y el sector
hostelero, pero también sobre los objetivos de futuro al
frente del parador ceutí. San Sebastián tiene claro que la
calidad es el principal atractivo de un hotel y que esta a
su vez depende de sus trabajadores. Consciente del duro
momento que atraviesa el sector hostelero y la red de
Paradores, San Sebastián habla de que es un momento para
ajustar gastos, pero sin perder la calidad en el servicio, y
apuesta por la restauración como parte esencial del mismo.
Pregunta.- ¿Cuál fue la primera impresión al conocer que le
destinaban al Parador de Ceuta?
Respuesta.- Al estar en Gijón, lo primero que sentimos fue
el miedo a la distancia. Pero, de toda la gente a la que le
hemos consultado, nadie nos ha hablado mal de Ceuta. Aunque
la primera imagen que tienes de Ceuta es la cercanía a otro
continente, venimos muy ilusionados con este cambio, que es
el noveno que hacemos mi mujer y yo.
P.- ¿Cómo se afrontan los cambios en esta profesión?
R.- Es parte del juego. En nuestra profesión somos nómadas.
Quizás es lo malo, si lo quieres ver así, porque teniendo
dos hijos pequeños y llegando a una ciudad que tiene cuatro
culturas ver lo malo siempre es fácil, pero hay que ver lo
positivo, y lo positivo es estar aquí.
P.- ¿Qué le puede aportar usted a Ceuta y viceversa?
R.- En la vida, siempre que vas a algún sitio con la
voluntad de intercambiar conocimientos, aprendes lo que
estás dispuesto a aprender y enseñas lo que estás dispuesto
a enseñar. Para nosotros, este es un destino atípico. Somos
del norte y Ceuta está más allá del sur. Hay un cambio de
culturas, de clima, de comidas...., un cambio de vida total.
Ceuta es un reto y una nueva ilusión. Pero, en la hostelería
somos militares pero sin escopeta. Estamos a disposición de
una empresa como es Paradores y siempre afrontamos este tipo
de retos como lo que son.
P.- También llevan la imagen de España más allá de sus
fronteras...
R.- Lógicamente una de las funciones de Paradores es esa,
trasladar la imagen de España de un lado a otro.
P.- Dice que Ceuta es un destino atípico, ¿el turismo del
norte es muy diferente al del sur?
R.- El cliente de Ceuta imagino que no tiene nada que ver
con el de Santillana del Mar, por ejemplo. Ni las
motivaciones del cliente, ni las circunstancias concretas de
Ceuta, que tiene un acceso desde la península más complejo
que lo que supone coger un coche, son las mismas. El turismo
del norte y del aquí supongo que no tienen nada que ver,
pero eso es lo bueno que tiene este país, que tiene una
diversidad que nos permite estar ayer en Gijón y hoy en
Ceuta.
P.- Llega al Parador La Muralla en un momento difícil en
la red de Paradores, ¿hacia donde va su modelo de negocio?
R.- El modelo de negocio de la empresa sigue siendo el
mismo. Lo que pretende Paradores es dinamizar turísticamente
las zonas donde se está asentada, recuperar el patrimonio de
las mismas y promocionar económicamente la zona donde
desarrolla su trabajo. Ahora bien, el sector del turismo
está muy afectado por la crisis y hay que adoptar medidas
para paliar esta situación. Paradores no es ajena a la
situación económica pero, también es verdad que apuesta por
Ceuta, y buena prueba de ello es que este es uno de los
paradores que no ha cerrado por temporadas, como ha sucedido
en otros. Yo tengo mucha esperanza de que podamos salir de
la crisis porque, o sino, no hubiera cogido hoy -por ayer-
el ferry.
P.- La empresa planteó cerrar el comedor de La Muralla,
pero de momento sigue activo, ¿hasta que punto la
restauración es importante para Paradores y como una
insignia del turismo?
R.- La gastronomía es parte cultural de cualquier zona y se
transmite a la gente que las visita. Para Paradores, la
gastronomía es muy importante hasta el punto de que
representa el 50% de su facturación anual. Eso no se produce
en ninguna cadena hotelera. Además, una de las misiones de
Paradores es la divulgación de la cultura y de la cultura
gastronómica. La empresa apuesta por ello, pero no se puede
apostar a cualquier precio. Evidentemente si hay un descenso
de cubiertos, de facturación y de rentabilidad, Paradores no
puede ser una empresa que no produzca los beneficios que
debe. Por eso se ha hecho la reestructuración, y no sólo en
este parador. Yo vengo de otro, el de Gijón, en el que esta
semana se implanta otra nueva oferta que viene a paliar esa
bajada de actividad general que hay en toda la hostelería,
tanto en las ciudades autónomas como de la península.
P.- ¿Hay que plantear nuevas ofertas para atraer a los
clientes?
R.- Yo soy un verdadero defensor de que el problema de la
hostelería no es bajar los precios, es diferenciarse. Se ha
entrado en una guerra de precios que al final perjudica a la
calidad. Rebajar los costes supone tener que reducir los
márgenes en plantilla y diversos aspectos. En Ceuta no hay
una oferta sobredimensionada, pero yo vengo de una ciudad en
la que hay al menos diez hoteles de cuatro estrellas que
están vendiendo desde 46 euros. Si esto sucede, ¿a cómo debe
vender el hotel de dos estrellas? Eso desvirtúa el mercado.
Las cuentas de explotación no pueden aguantar según qué
cosas y Paradores no es ajena a esa situación. Nosotros
tenemos una media de entre 0,75 y 0,80 empleados por
habitación, cuando en el sector está en 0,18 o 0,22 por
habitación. Eso conlleva unos gastos y cuando no hay
ingresos, es necesario reducir los costes. No obstante, el
turismo español tiene una serie de índices que aseguran que
la situación no va mal. Hace pocos días se hablaba de que el
posicionamiento y la calidad turística de España ha subido
cuatro puestos respecto a sus competidores en el mundo y
creo que Paradores tiene que llevar a cabo una serie de
actuaciones para posicionar el destino España como el
referente que siempre ha sido. Hay que salir de la crisis en
base a la calidad y la diferenciación.
P.- Una de sus primeras experiencias laborales fue en
Inglaterra ¿es muy diferente el turismo de allí al de
España?
R.- Aquello fue en el año 91. Inglaterra entonces era un
país boyante, mucho más que ahora, y estuve un destino (Torquay)
de turismo de balneario. No tiene nada que ver. Precisamente
lo que buscan la mayoría de los extranjeros es sol y
nosotros somos un país de sol. Cada país tiene su
idiosincrasia. Ahora están despegando destinos como Túnez o
Turquía, que tienen sol, buena infraestructura de playas y
mano de obra muy barata. Hay que tener presente que no se
vive siempre de las rentas de haber sido un referente
turístico.
P.- Ante este panorama en el que los turistas buscan
destinos de sol y los países árabes son destinos emergentes,
¿Marruecos puede ser un gancho para que lleguen turistas a
Ceuta?
R.-De alguna manera esto es una parada obligatoria. Ceuta
está o al principio o al final de un viaje hacia Europa, o
de uno con destino a África. Pero, me ha llamado mucho la
atención como una obra tan importante como la que desarrolló
César Manrique en Ceuta sea totalmente desconocida en la
península, al menos en el norte, mientras que el Lago
Martíanez de Tenerife es muy conocido. Es un recurso
seguramente de los más importantes de Ceuta y no se ve.
P.- Ha sido el jefe de recepción más joven de la Red de
Paradores y ha impartido cursos sobre la atención al cliente
y técnicas de recepción ¿que es lo más importante para que
el cliente quede satisfecho?
R.-Todos los hoteles son iguales, lo que los cambia son las
personas que trabajan dentro. Los hoteleros siempre se
empeñan en que sus hoteles tengan spa, plasma, wifi... pero
resulta que el sitio donde más tiempo pasa el cliente, que
es la cama, tal vez lleve diez años sin cambiar. La
hostelería tiene esas cosas tan sorprendentes. Decía César
Ritz que este trabajo son damas y caballeros, al servicio de
damas y caballeros. La hostelería, en realidad, son personas
al servicio de personas. Hay muy pocos sitios donde te dicen
buenos días, te preguntan qué tal has dormido, donde después
de 600 kilómetros alguien te comenta si te apetece tomar
algo... Hay que tener presente que al final en los hoteles
no se les hace un favor al cliente, lo que hacemos es dejar
parte de las habitaciones de nuestras casas para que la
gente venga a dormir. Y yo no me imagino que un amigo
viniese a mi casa y no le tratase como si estuviera en mi
casa. La hostelería para mi es eso. No creo que el cliente
siempre tenga la razón, pero digo que al cliente siempre hay
que dársela. La humildad al final abre todas las puertas en
este negocio.
P.- En el sector, ¿se ha evolucionado hacia un trato más
impersonal en los últimos años?
R.- El cliente también ha cambiado y hay que adaptarse a él.
Pero desde el punto de vista del servicio, la hostelería
sigue siendo lo mismo que era hace sesenta años. El cliente
viene con las mismas necesidades, pero con menos tiempo y,
al final, la calidad es la talla que utiliza cada uno. Lo
que para mi puede quedar pequeño, para otro puede quedar
grande y viceversa, y el cliente busca su talla, lo que
realmente cubre sus expectativas.
P.- ¿Y es complicado adaptarse a la talla de cada
cliente?
R.- Yo siempre digo que un hotel debería ser como una
sastrería. La hostelería debe tener dos premisas. En primer
lugar, no decir nunca no y, en segundo, ser una sastrería
para confeccionar un traje a medida de lo que necesita el
cliente. Ya no vale que hagamos patrones uniformes para
todos los clientes, porque eso ya existe en muchos sitios y
hay que diferenciarse.
P.- Ha sido el director más joven de la red de Paradores
¿cómo vivió ese momento?
R.- Fue en el Parador de Bielsa. Era un reto importante
porque era un edificio a 1.450 metros de altitud, con noches
de treinta grados bajo cero, pero para mi fue una
experiencia inolvidable. Las dificultades allí estaban fuera
del Parador, pero dentro era un placer trabajar. Lo viví
como un reto más, como estoy viviendo este trece años
después.
P.- Aunque acaba de aterrizar en Ceuta y todavía tiene
que conocer este parador a fondo, ¿qué objetivos se plantea
para esta nueva etapa?
R.- Desde Paradores siempre tenemos un mismo objetivo, que
es conseguir la satisfacción del cliente. No hay mejor
publicidad que un cliente vuelva y no hay mejor reto para un
director que, al marcharte, recibir multitud de llamadas
dándote las gracias por el trabajo realizado. No obstante,
el reto ahora, evidentemente, es económico después de pasar
un ERE en Paradores. Además, entre los principales objetivos
que tenemos es conseguir que el Parador forme parte de la
vida de Ceuta. Las puertas están abiertas para todo el mundo
y estos establecimientos están hechos para que formen parte
de la sociedad. Uno de los propósitos que ha habido siempre
en mi gestión es que el Parador sea un centro de reunión.
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