Al mal tiempo buena cara. Es la
que han decidido poner los dirigentes del Partido Popular
ante la siempre amenazante actitud de Luis Bárcenas.
Para muestra el botón de esa fotografía en la que aparecen
Floriano, Cospedal, Arenas y González Pons en
un acto celebrado el sábado pasado en Madrid. Daguerrotipo
con que ‘La Razón’ ilustra el siguiente titular: “Rajoy,
firme ante Bárcenas”.
Nada más ver el semblante risueño de los reseñados
políticos, todos muy importantes en su partido, se me viene
a la mente la frase más adecuada: a la fuerza ahorcan. Y la
fuerza de Luis Bárcenas, que radica en el conocimiento que
tiene de todos sus ex compañeros y de los cambalaches del
organismo, les obliga a éstos a mostrarse satisfechos
consigo mismos, cuando se ven obligados a presentarse en
público. Cuidando con esmero los gestos y las palabras.
Porque de seguir saliendo a escena Cospedal, Floriano y
compañía, poseídos por el miedo que les produce la simple
mención de un tesorero dispuesto siempre a atacarles, donde
más les duele, volverían a cometer despropósitos
lamentables. Las barbaridades dichas por Floriano, a quien
han dado en nominarle también con el sobrenombre de El Fary,
han sido muchas y muy sonadas. Tantas, como para haberse
borrado cual portavoz de la cosa.
Y qué decir de María Dolores de Cospedal: cuán
difícil va a ser que la gente se olvide de las declaraciones
que hizo acerca de las relaciones laborales del PP con
Bárcenas y de cómo se redactó el finiquito del tesorero.
Aquella fue una actuación desdichada y de la cual se
aprovecharon quienes estaban deseando reírse a mandíbula
batiente de una señora que tampoco hace nada por caer bien.
Ya que la Cospedal es mujer de natural hiriente. Y a mí me
dio mucha pena verla desbarrar. Disparatando de manera que
me imagino que todos los Abogados del Estado se resintieron
en ese momento de sus saberes.
En realidad, desde que Bárcenas le puso la proa a su
partido, al cual accedió siendo barbilampiño, el PP se ha
convertido en una olla de presión –sí, se dice así; no a
presión-. Una olla que tiene aterrado a Javier Arenas. Ya
que él conoce muy bien de lo que habla Luis El Cabrón; pues
no en balde también llegó el sevillano a la sede popular
vistiendo pantalones cortos.
La risa de Arenas, le viene muy bien a Mariano Rajoy;
ya que es la risa del amigo, del mejor amigo que tiene el
presidente del Gobierno. Y el conocido por el Niño Arenas,
hasta ahora, había estado mustio. Tan entristecido que
muchos pensaban que él, tan echado para adelante y con tan
ejemplar carrera política, había perdido la frescura por el
canguelo que le inspiraba la figura del conocido como Luis
El Cabrón.
Yo mismo me había repetido, durante muchos días, a ver
cuándo JA sale a la palestra y pone su mejor expresión para
dar ejemplo de cómo se conjura la jindama que en el PP se le
tiene al tesorero de marras. Y debo decir que nada más ver
la fotografía con la que el periódico ‘La Razón’ ilustra una
crónica al respecto, bajo el título de ‘Rajoy, firme frente
a Bárcenas’, he respirado hondamente.
A pesar de no ser fan de los populares, sino porque Arenas
se parece mucho a Charles Boyer. Y éste fue mi actor
preferido cuando joven. Quien no tiene mis simpatías es, sin
duda alguna, González Pons: político valenciano, afectado
por el mal de la cursilería. De haber nacido en Cádiz, el
tal González Pons, la gente diría de él que es pariente
lejano de la familia Sircu…
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