Por diversos motivos entre ellos
culturales y periodísticos, son muchos los eventos en los
que es requerida mi presencia. Pero con el paso de los años,
por día limito aún más mi asistencia en bastantes, porque
desde la libérrima libertad que poseo, siempre imperó en mí
el asistir o no. Porque si se dice que “agua que no has de
beber, déjala correr”, eso es lo que hice y hago para no ser
contaminado, por las diferentes corrientes de sinsustancias,
que proliferan en esta decadente España de panderetas y
corruptelas.
Por ello, supongo, que en muchos de los casos, si un
determinado ente oficial o privado reconoce y distingue a
alguien. Debo entender y entiendo, que el galardonado puede
ser afín a la doctrina del órgano otorgante. Como es el caso
que me ocupa, porque cuarenta y tres años, son muchos los
años que mi buen amigo el capitán Alfonso Villalta, ha
estado de servicio en el Benemérito Cuerpo de la Guardia
Civil.
En esta ocasión, mi asistencia estaba más que justificada en
el acto de su despedía por jubilación del Benemérito Cuerpo
de la Guardia Civil, celebrado el viernes primero de marzo
pasado, en uno de los salones de la Comandancia de la
Guardia Civil de Algeciras. Al que asistieron los mandos de
dicha comandancia, compañeros de todos los escalafones,
familiares y amigos, entre ellos el exalcalde de Algeciras
del Partido Andalucista Patricio González, el ex teniente de
alcalde de Hacienda del PSOE Juan Barranco, y la flor de mi
canela María Teresa…
El Coronel Jefe, Marcial Vázquez, se dirigió a los presentes
diciendo: “Alfonso Villalta siempre ha realizado nuestras
facetas lo mejor posible y no tengo ninguna queja de él. Es
una persona muy humana y lo ha demostrado sobradamente en
nuestra profesión, con su familia y en las relaciones en la
vida. Y seguirá siendo guardia civil hasta que Dios quiera.
Por eso, cuando haya que llamarle se le va a encontrar. Le
deseo junto a su esposa que siga luchando, porque esta vida
es una lucha constante. Y siempre lo que necesiten de la
Guardia Civil lo van a tener”.
Alfonso Villalta, muy emocionado tomó el uso de la palabra a
continuación diciendo: “A partir de ahora voy a rezar cada
día con más fe que nunca por todos mis compañeros, para que
con su esfuerzo y sacrificio diario hagan que la Guardia
Civil sea más grande. Estoy muy emocionado, porque han sido
cuarenta y tres años los que he estado de servicio. Le doy
las gracias a mis padres que en la gloria estén, a mi
esposa, a todos mis compañeros y a los amigos que han
querido acompañarme en este día tan importante”.
Villalta finalizó su intervención con una exclamación muy
sentida desde los pilares de su alma gritando “Viva España”,
para proseguir con otra exclamación más sentida aún “Viva la
Guardia Civil”, brotándole a borbotones lágrimas de sus
ojos.
Por su parte María José de la Torre, esposa de Alfonso dijo:
“Gracias Alfonso por hacerme caso cuando éramos novios para
que ingresaras en la Guardia Civil cumpliendo mis deseos. Si
hubiera marcha atrás volveríamos a hacer lo mismo. Porque si
como guardia civil has sido todo un ejemplo. Como esposo,
padre y abuelo eres grande por tu bondad y humanidad.
Gracias a todos los compañeros de la Guardia Civil. Gracias
Alfonso”.
Si a la esposa de Alfonso, se le quebró la voz entre
sollozos pronunciando dichas palabras. A la inmensa mayoría
de los asistentes nos brotaron las lágrimas, en tan
significativo momento para el capitán Villalta y para el
Cuerpo de la Guardia Civil…
Siendo evidente, que el capitán Villalta ha sido todo un
ejemplo a seguir. Por ello no hay cosa más digna en esta
vida, que sentirse gozoso y satisfecho de jubilarse con el
deber cumplido, sin haber hecho daño alguno. Y es así porque
Alfonso Villalta antes de ser un excelente guardia civil, es
mejor persona con una humanidad y honra enorme, al alcance
sólo de las personas de bien.
Por ello, las enseñanzas que ha impartido Alfonso Villalta
en cuantos destinos ha permanecido son las mías, porque soy
hijo de un guardia civil. Y de nuevo el viernes acompañando
a él, a su esposa e hijos… sentí ese hormigueo que sólo
apreciamos los que hemos residido en cualquier momento de
nuestros días en una casa cuartel. Donde las normas de
convivencia, moral, ética y civismo, han sido garante de
luminosidad para cuantos vestís el honroso uniforme del
Cuerpo, como en su día lo vistió dignamente mi padre.
Para Alfonso ha comenzado una nueva travesía en esta jungla
que nos ha tocado vivir. Estando convencido, que le faltarán
horas durante el día para llevar a cabo sus muchas facetas
culturales y artísticas... Deseándole junto a sus seres
queridos salud, paz y bien. Enhorabuena, suerte y me
descubro buen amigo.
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