La Unión Romani quiere sumarse hoy a las celebraciones que
en todo el mundo conmemoran el acuerdo de la Asamblea
General de las Naciones Unidas que estableció el día 8 de
marzo como Día Internacional de la Mujer. Fue en 1857 cuando
129 mujeres trabajadoras murieron en un incendio, se dice
que provocado, reclamando mejoras de salario y una jornada
laboral de diez horas. Pero en estos momentos, nuestra
adhesión a lo que significa esa fecha tiene un alcance mucho
más profundo porque hoy la figura de la mujer gitana está en
entredicho a causa de la imagen que de ella se está
ofreciendo en algunos medios de comunicación.
Desde la Secretaría de la Mujer de la Unión Romaní queremos
manifestar que para nosotras, las mujeres gitanas que
sintiéndonos profundamente gitanas no renunciamos a los
avances de la modernidad, el mantenimiento de nuestras
costumbres y tradiciones forma parte de nuestra riqueza
colectiva a la que bajo ningún concepto queremos renunciar.
Para nosotras no hay incompatibilidad entre ser gitanas,
amas de casa, profesionales liberales, funcionarias o
trabajadoras de la industria o el comercio. Siempre hemos
oído decir a nuestros padres que “ser gitano” es una empresa
difícil en medio de la sociedad mayoritaria entre la cual
nos ha tocado vivir. Pero si eso ha sido y sigue siendo
difícil para los hombres gitanos, para nosotras, las mujeres
gitanas tiene un plus añadido de dificultad.
El machismo, como tantas veces se ha dicho, no es patrimonio
de los hombres gitanos. Todas las mujeres, en mayor o menor
medida, sufren las consecuencias de las estructuras
sociales, culturales, políticas o económicas que sitúan a la
mujer por debajo del roll que los hombres juegan en la
sociedad. De ahí que nos sintamos orgullosas como mujeres y
como gitanas de ir alcanzando poco a poco, pero sin pausa,
cotas de liberación que antes hubieran sido inimaginables.
El solo dato que nos informa de que hoy en España las
mujeres gitanas que van a la Universidad triplica al de los
hombres, es a todas luces incontrovertible. Y una vez más,
desde la Unión Romani, queremos manifestar que la imagen que
de nosotras en particular se está ofreciendo desde una
tristemente popular serie de televisión, muy poco tiene que
ver con el papel que mayoritariamente desempañamos las
mujeres gitanas en el seno de nuestra comunidad.
Algunas de las escenas que hemos contemplado en esa serie
nos avergüenzan y nos llenan de infinita tristeza. En esta
fecha queremos unir nuestra voz a la del resto de las
mujeres de todas las culturas, de todas las étnias, de todos
los lugares del mundo para proclamar que las gitanas que
integramos la Unión Romani, conscientes del papel que nos ha
tocado jugar, reivindicamos el derecho a ser las únicas
protagonistas de nuestra propia historia. Nuestra fuerza
como mujeres y como gitanas radica en la firmeza con que
exigimos ser las artífices de nuestro propio cambio. Por
todo eso, porque no nos sentimos representadas por quienes
tan solo buscan la publicidad efímera de los medios de
comunicación, y porque rechazamos el paternalismo de quienes
desde fuera de nuestra comunidad se erigen en defensores y
portavoces de nuestros más íntimos intereses, proclamamos
que somos mujeres gitanas, mujeres gitanas modernas, que
junto a nuestro abuelos, padres, hermanos e hijos varones
queremos ser tratadas con el respeto y la autonomía que nos
otorga nuestra condición de ser mujeres del siglo XXI.
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