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OPINIÓN - SÁBADO, 9 DE MARZO DE 2013

 
OPINIÓN / COMUNICADO

La Mujer a uno y otro lado del Estrecho.
Día Internacional de la Mujer

Por Yolanda Aldón Toro


Un año más conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y a diferencia de años anteriores en esta ocasión, dirijo mis palabras a las mujeres españolas y marroquíes.

En la sociedad hispano-marroquí las mujeres jugamos un papel fundamental, donde el binomio familia-trabajo se ha asumido con total naturalidad entrambas culturas. En el norte de Marruecos no tenemos más que echar una mirada a las aulas universitarias, y al igual que en España, un alto índice de docentes son mujeres. A este dato le sumamos que la mayoría de matriculadas en las universidades también son mujeres, por lo que la figura femenina en la enseñanza adquiere un papel relevante.

Sin embargo, es digno de reflexión conocer cuántas universidades, tanto españolas como marroquíes, mantienen como decano, como rector o vicerrector, a una mujer. Si extrapolamos el mismo patrón a las confederaciones de empresarios, grupos bancarios, empresas de prestigio o cargos diplomáticos, obtenemos como resultado el mismo: el hombre domina los altos cargos directivos versus al género femenino que ostenta solo vocalías.

Es de obligado conocimiento, que nuestros gobernantes destaquen la labor que desempeña hoy la mujer al uno y otro lado del estrecho, cuando alcanza el cupo más alto de su responsabilidad laboral, ya que no sólo atiende su profesión, sino que, en la mayoría de los casos, es la voz que dirige la familia, o como vemos aumentar las cifras, la familia monoparental, en España, adquiere protagonismo, siendo la mujer, madre, padre y trabajadora fuera del ámbito familiar, y por ende, su labor en la sociedad adquiere matices casi desapercibidos, pero sumamente meritorios para encontrar el tan ansiado estado de bienestar, término devaluado actualmente hasta en los textos de carácter político e institucional.

Por tanto, se abre un nuevo camino en Marruecos con las reformas constitucionales anunciadas por el rey Mohamed VI, donde entre los cambios más destacados, está la petición del propio rey de la igualdad entre hombres y mujeres. Otra cosa es cómo se lleve a la práctica, pero los derechos están ahí. Que se pida la igualdad, para mí, ya es un progreso. Sobre este punto, el rey en su discurso del pasado 17 de junio de 2011 destacó: “En este contexto, se ha constitucionalizado la igualdad del hombre y la mujer en los derechos civiles, en el marco del respeto de las disposiciones de la Constitución y las leyes tomadas de la religión islámica por el Reino, además de consagrar la igualdad de ambos en todos los derechos políticos, económicos, sociales, culturales y medioambientales, y de crear un mecanismo para promover la equidad entre el hombre y la mujer”. Así, el artículo 30 de la reforma constitucional insta a “facilitar el acceso equitativo de hombres y mujeres a cargos de elección popular”.

Mientras en Marruecos se abre ese nuevo camino hacia la igualdad, en España nos da la sensación que en materia de igualdad venimos retrocediendo, y es que pese a que nuestra constitución recoja con buena voluntad los derechos para la mujer, en los últimos años la materia de igualdad está siendo una asignatura pendiente desde todos los puntos de vista. Se anunciaban ayudas económicas a bombo y platillo, por parte de las administraciones económicas, quizás para luchar contra el gobierno de la nación, sin tener presente que en medio de la batalla hay mujeres en situación de desempleo, con responsabilidad familiar y que, con una mísera ayuda de 400 euros no se solventa la dificultad. Se hacen campañas informativas sobre ayudas de la mujer al autoempleo, muchos panfletos y publicidad para justificar el funcionamiento de ciertas consejerías que, en la mayoría de los casos, sólo sirven para que sobrevivan los funcionarios adscritos a su nombre, pero que en la actual situación de crisis económica, pierden toda validez.

Y no hablemos de los últimos casos de desprotección que padecen las mujeres con hijos de matrimonios fuera de España. Quebrantan todo su derecho a continuar llevando la custodia de sus hijos, se dicta sentencia como moneda de cambio para evitar situaciones de tensión internacional, y en esto España, siempre pierde la moneda.

Desde aquí insto a los responsables políticos para que dejen la moneda a buen recaudo y no sea lanzada ni en el parlamento, ni en las declaraciones de ciertos políticos que vulneran los DDHH, y por ende los de la mujer. Seamos cautos, sensatos y trabajemos por un mundo mejor donde la igualdad se torne a su misma acepción.
 

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