Tras leer todos los periódicos
habidos y por haber, durante una mañana marceña, donde un
sol tibio luce un rato, tras haber llovido de lo lindo,
busco entre las noticias más destacadas a fin de elegir el
tema para escribir y si me es posible adaptarlo a la vida
local.
Pero lo tengo complicado, a pesar de que el martes pasado
bajé a la calle para entenderme con la gente, que es lo que
deben hacer cuantos quieran opinar de fútbol, de política y
de mujeres, que es de lo que más nos gusta opinar a los
españoles.
En la calle, del martes reseñado, se hablaba de fútbol y
gracias al Madrid, que jugaba por la noche en Manchester, la
gente se había olvidado, de momento, de que la corrupción y
el fraude son asuntos que preocupan a los españoles casi en
la misma medida que el paro.
De la visita de Ana Pastor, ministra de Fomento, tras
haber suspendido su viaje el día anterior, por mor de la
alerta amarilla, no oí el menor comentario. Por más que AP
sea una de las ministras más valoradas, si no la que más,
del Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Y que
siempre que vino a Ceuta dejó muy buena impresión. La verdad
sea dicha.
De Juan Vivas, nuestro alcalde, apenas se oyen
comentarios. Quizá porque su gobierno es lo más parecido a
una digestión bien regularizada: mientras funciona, casi no
la percibimos. O bien porque los ciudadanos están ya tan
sometidos al absurdo de cada día que ni ganas de protestar
les quedan.
Del triunfo del Madrid me quedo con la forma de pronunciarse
de Mourinho: “Hoy no ha ganado el mejor equipo”. Y es
que son momentos en los que cualquier entrenador que se
precie sabe que puede criticar el juego de los suyos. Sobre
todo cuando ha habido despistes que han podido conducir a la
derrota. Los futbolistas aceptan mejor las críticas
punzantes cuando han sido ganadores.
De Ganadores les voy a decir lo siguiente: acabo de leer que
la revista Forbes, la famosa y prestigiosa publicación
estadounidense sobre el mundo de los negocios, tendrá una
edición española a partir del viernes: y llegará bajo este
lema: “Cualquiera puede ser millonario”. La revista Forbes,
por influyente y prestigiosa que sea, que lo es, creo que
llega tarde a decirnos cómo podemos pasar de ser unos tiesos
a convertirnos en ricos podridos. Pues de todos es conocido
que Bárcenas, también conocido por Luis El Cabrón,
se ha convertido en el mejor referente para jóvenes y menos
jóvenes que aspiren, como mínimo, a reunir 30 millones de
euros. Con posibilidades de tenerlos, además, guardados bajo
las siete llaves de un banco suizo. Así que los españoles
consideran que ser tesorero es la mejor manera de hacerse
millonarios.
Por cierto, Luis El Cabrón ha vuelto a denunciar a su
empresa de toda la vida: el Partido Popular. Queda por ver
cuándo el presidente del Gobierno hará lo mismo. Es decir,
querellarse contra el hombre que está poniendo al partido
entre las cuerdas.
Y llegamos al final del asunto, hablando de la Milagrosa:
clínica donde se halla El Rey ingresado y que ha estado a
punto de salir ardiendo. Y es que España está gafada. De
estar viviendo mi admirado Jaime Campmany habría
pedido a gritos la presencia del profesor Occhipinti,
especialista consumado en gafes. El cual no se cansaba de
decir que los gafes son como los tontos, que no son ni
buenos ni agradecidos; aunque encierran mucho más peligro.
Un peligro sordo. Toquemos madera. Porque de seguir al ritmo
que vamos, más pronto que tarde habrá que vestirse con
harapos.
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