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OPINIÓN - MARTES, 5 DE MARZO DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La picaresca
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

No cabe duda de que, a lo largo de la historia, España ha sido uno de los modelos, para el mundo entero, en cuanto a picaresca se refiere.

Es cierto que los primeros pasos de la literatura, en esta situación, se dan con un niño que, zarandeado por los mayores, no tiene más remedio que valerse por sí mismo, como puede, para poder subsistir.

Es Lázaro el primer pícaro que aparece en nuestra historia, casi con nombre y apellido, pero sin edad para haberse podido valer, de otra forma, y para haberse desligado del mundo que le rodeó.

Pero como los niños crecen, en lo bueno y en lo malo, la picaresca, también, va a más y ya en el Guzmán de Alfarache encontramos al pícaro de verdad, al truhán, al perfecto sinvergüenza y desahogado que hace mucho más que “simplemente robar” para poder subsistir y para justificarse ante los otros y ante sí mismo.

Estamos ante el modelo que van a seguir, incluso en nuestros días, otros personajes que lo tienen o lo tenían casi todo para vivir y para vivir muy bien.

El Guzmán de Alfarache estuvo a la sombra de la universidad y de todo lo que se podía cocer allí, especialmente, por los malos estudiantes. Algo se debió pasar de los muros universitarios y no precisamente lo bueno.

Ahí están dos marcas de nuestros pícaros, una la del niño inocente, que se va maleando, la otra desatinada, como desatinados son los últimos, muchos, pícaros que nuestra democracia nos va proporcionando.

Ya parecía que se nos había olvidado que hace más de una docena de años hubo un tal Luis Roldán que representó el paradigma del sinvergüenza a ultranza al más alto nivel de la picaresca española. Luis Roldán fue uno de esos cargos de confianza del PSOE de Felipe González, en la década de los 90.

Roldán, por llegar a ocupar, ocupó uno de los cargos de más prestigio, fue director general de la Guardia Civil, a la que desplumó en poco tiempo, llevándose, incluso, la caja de los huérfanos de este cuerpo. Una joya, vamos.

Ni el Alfarache, ni nadie, había sido tan tunante como fue este personaje que, para más INRI, logró escaparse y se le repescó de una forma no sé si pintoresca o rocambolesca pero que se sepa, de lo que había “mangado” no devolvió nada.

Y ahora dos más, por un lado el famoso Bárcenas, para que el PP y el PSOE no se tengan que echar nada a la cara uno y otro..

Bárcenas debe haber controlado mucho dinero y de ahí se debió ir pegando algo, poco a poco, a los dedos, algo o mucho, porque a cualquiera se nos nubla la vista cuando se habla de hasta 38 millones de euros que llegó a tener en Suiza.

Hoy por hoy, nadie, a través de su trabajo honrado, puede juntar esa cantidad de dinero, con lo que tantos millones tienen que haber llegado por caminos tortuosos y más que así. Más que de un pícaro aquí tendremos que hablar de un golfo o de un supuesto golfo.

Y para cerrar el círculo, pero todo en las alturas, ahora, también, Urdangarín. Un deportista de élite, que lo fue, en un equipo famoso, y que se enamoró de una de las infantas, pero que tras su matrimonio pensó que, a partir de aquí, todo el monte era orégano.

Otro que tal baila, al ser yerno de quien era y marido de la que lo era todas las puertas las mantuvo abiertas para entrar, lo malo es que le han cogido con las manos en la masa y la salida va a ser por la gatera, por la puerta de servicio o se podría pasar algún tiempo entre rejas. No estaría mal. La picaresca, pues, parece algo consustancial con España.
 

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