Brumosa y con una lluvia
contenida, la capital rifeña acogía ayer lunes el I Festival
Amazigh sobre Arte y Patrimonio en el Rif que, organizado
por la asociación “Rif Siglo XXI” en colaboración con el
Instituto Real de la Cultura Amazigh y el respaldo del
Consejo Regional Taza-Alhucemas-Taunat, se prolongará hasta
el sábado que viene. Pasadas las 15.30 locales (una hora más
en Ceuta y Melilla) el presidente de la asociación, Yassin
Errahmouni acompañado del presidente del Consejo Regional,
Mohamed Boudra, presentaron la semana que pretende, en
síntesis, la promoción de la cultura amazigh, su arte y su
patrimonio, en el Rif. En la mesa, el poeta e investigador
Mohamed Asouik y Karima Bouallal, profesora de la
universidad de Nador. A la entrada del Consejo, presidida
por un mosaico de generosas proporciones con la efigie del
joven soberano Mohamed VI, obra del artista rifeño Mohamed
Tarhouchi, compartían espacio y atención una antología de
publicaciones sobre el mundo amazigh (fundamentalmente del
IRCAM) y diferentes talleres de artesanía, entre otros de la
cooperativa de costura Ait Hicham, descollando una esquina
colmada con bolsos, bufandas y otros efectos adornados con
el rostro del Emir del Rif, Mohamed Ben Abdelkrim El Jatabi,
cuyo recuerdo sigue omnipresente, de una forma u otra, por
estas agrestes y bravías tierras.
Si Errahmouni inició el acto destacando la importancia de
esta primera edición para “apoyar la cultura amazigh no solo
en el Rif, sino en el resto de Marruecos así como en otras
áreas geográficas en las que lo beréber sigue
manifestándose” (en realidad en todo el Magreb e incluso
Egipto, así como en el Sahel), el presidente del Consejo
Regional, Mohamed Boudra llamaba la atención de este
escribano enfatizando, a posteriori, que “El Rif es sin duda
una de las regiones históricas más importantes de
Marruecos”.
El investigador Mohamed Asouik, por su parte, esbozó en su
intervención los antecedentes y situación de la poesía
rifeña, mientras que la profesora Karima Bouallal, rápida en
el verbo y en una exposición amena y didáctica realizó un
gran esfuerzo pasando, ora al español, ora al dariya (árabe
popular marroquí) la m misma, adornando su conferencia sobre
magia y superstición en la cultura popular del Rif con
numerosos ejemplos citando, de paso, a diferentes autores
entre ellos el investigador melillense Vicente Moga o la
novelista Concha Gómez Sarasua, en una intervención seguida
como el resto con gran atención y en la que comparó la
tradición en España (y otras partes de Europa) del 24 de
junio, Día de San Juan, con rituales rifeños similares “si
bien en julio”, lo que no deja de ser cuando menos curioso.
Al final un ordenado coloquio en el que los asistentes,
jóvenes en su mayoría, expusieron más de una cuestión. Para
hoy martes y entre otras actividades, está prevista la
representación de una obra de teatro a cargo del grupo
“Ajial” (Generación).
Planificado en principio con anterioridad y después de
diferentes azares fruto del “general” circunstancias
(“condiciones objetivas” que diría la escuela del
materialismo histórico), la primera edición del Festival
Amazigh sobre Arte y Patrimonio en el Rif sale finalmente a
la luz, si bien con una programación mucho más ajustada.
Pese a su pleno encaje constitucional y a la relativa
integración de la sociedad y la cultura amazigh en el país,
aun queda mucho camino por recorrer.
Bien es verdad que el Reino de Marruecos ha tenido la
inteligencia y cintura suficiente para ir dando, aun
tímidamente, una serie de pasos que han evitado hasta el
momento choques étnico-sociales como los sufridos en la
Cabilia argelina y que el propio IRCAM (Instituto Real de la
Cultura Amazigh) mantiene las puertas abiertas, pero con el
mundo amazigh en plena ebullición (desde el norte de Mali
hasta el oasis de Siwa, en Egipto) urge abrir las espitas e
impedir que la caldera suba más de presión. Bien está lo que
bien parece y confiemos en que el presente festival prosiga
su andadura el año que viene, con más fuerza y proyección.
La cultura libera las mentes y atempera los espíritus. Lo
menos indicado, con los tiempos que corren, es pretender
seguir encorsetando la lengua, el arte y patrimonio de una
cultura como la amazigh que, pese a quien fuere, sigue
presente y activa manteniendo su bandera a lo largo y ancho
de Marruecos: desde el Rif, al Atlas o el Sous. Si Asouik
afirmaba a este escribano que “hay todavía muchos obstáculos
a superar, la cultura bereber siempre ha sido machacada”,
Karima Bouallal recordaba a los presentes que “bereberes y
judíos fueron los primeros habitantes del país, algo que
todavía es mal asumido en Marruecos”.
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