Es lunes y llueve con moderación
pero con insistencia. Ello me obliga a reducir el tiempo de
mi caminata. Lo cual influye negativamente en mi ánimo.
Aunque bien pronto caigo en la cuenta de que dejarme atrapar
por el malhumor, a prima mañana, contribuye a pasarme todo
el día con el carácter avinagrado y dispuesto a saltar a
media vuelta de manivela ante el menor contratiempo.
Situación tan contraproducente para las relaciones como
asimismo para la salud.
Así que me digo: mira, Manolo, hazte a la idea de que
has hecho dos horas de marcha y que tu organismo ha
respondido como cuando eras tan joven que lo que más deseaba
es cumplir los años de dos en dos para poder relacionarte
cuanto antes con las personas mayores y aprender de ellas.
Y sobre todo piensa que ha ganado el Ceuta. A pesar de que
la victoria del primer equipo de la ciudad haya enojado, una
vez más, a los cargos políticos y federativos de la tierra.
A los que les aconsejo que hagan una terapia -al efecto- más
o menos como la mía contra la lluvia que ha obstaculizado mi
espíritu andariego.
Y verán cómo los lunes les son tan satisfactorios como
cuando pierde el equipo entrenado por Álvaro Pérez.
Sí; porque me consta que los gobernantes locales y las
autoridades federativas no se atreven a tirar cohetes cuando
las derrotas por el qué dirán. De no ser así, no tengo la
menor duda de que saldrían a festejarlas como si la
selección española hubiera ganado ya otro Mundial.
Por cierto, los aficionados han dicho que quieren fútbol de
categoría nacional en el Murube. Y lo han hecho acudiendo
muchos al campo; un millar: según dicen las crónicas del
encuentro frente al Mairena. Que es la mejor manera de
reconocer la extraordinaria labor que vienen haciendo los
directivos de un equipo que ha sido abandonado a su suerte
por parte de los gobernantes locales y de las autoridades
federativas.
Lleva usted razón, señor García Gaona, me repito
mucho. Pero tampoco es menos cierto que por más que redoblo
el tambor sigue usted sin salir a la palestra diciendo que
los libros de contabilidad de la Federación de Fútbol de
Ceuta existen. Y no sólo que existen, sino que están tan al
día como para soportar el haz de luz de la linterna de un
auditor dispuesto a sacarnos de esas dudas que tenemos
quienes pensamos lo que pensamos…
Lo que pensamos es que los libros de contabilidad de la FFC,
de la cual es usted presidente, están atiborrados de
telarañas desde hace una eternidad. Desde aquellos entonces
que los receptores de dineros se los embolsaban tras firmar
los recibos en servilletas. Servilletas de papel. Algo que
usted me ha dicho desconocer, siempre que le he preguntado.
Aunque lleve siendo cargo en ese organismo desde que vestía
pantalones cortos.
De momento, deberá hacerse a la idea de que tendrá Ceuta
para largo. Tanto usted como sus amigos: gobernantes locales
y compañeros de partido. Ya que el primer equipo de la
ciudad, por más que le hayan tirado a degüello, ha llegado
al tramo final de la Liga vivito y coleando. En estado de
gracia. Y dispuesto a hacerse un sitio entre los cuatro
primeros clasificados.
Cuando el objetivo era y es permanecer en la categoría.
Bueno, objetivo que se ha cumplido ya sobradamente. Sí, ya
sé que las victorias del Ceuta se le atragantan a usted y a
ciertos gobernantes locales: por ello yo insisto en
recodárselas a cada paso. Máxime cuando son como las del
último domingo.
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