Los datos mensuales del paro se
asemejan a las notas que recibe un mal estudiante. Se
esperan pero se tratan de justificar. El suspenso es
continuo y no hay enmienda porque tampoco se introducen
reformas eficaces por muchas promesas de volver a ser
aplicado. La realidad nos devuelve a una crudeza extrema:
aumento paulatino del desempleo, falta de crédito, niveles
en Ceuta que son cada vez más negativos y una tendencia que
no tiene visos de enmendarse. El 2% de incremento del
desempleo en nuestra ciudad, situándose en una cifra récord
de 12.434 parados, es tan significativa como elocuente: algo
se está haciendo muy mal. Ni los Planes de Empleo alivian
una situación que se considera insostenible, ni las
políticas nacionales tienen su repercusión positiva en
Ceuta, ni hay reactivación económica ni acceso al crédito.
Los incrementos del paro son en todos los sectores
productivos (servicios, construcción, industria,
agricultura) y en todos los órdenes y segmentos (hombres,
mujeres, menores de 25 años). En el último mes 237 personas
han perdido su trabajo y estas “víctimas” del desempleo
atribuyen su situación a la mala gestión política y no ven
con optimismo su futuro. Un panorama que dibuja una
situación laboral cada vez más precaria y caótica,
necesitada de actuaciones urgentes y prácticas, positivas y
firmes, para dejar a un lado las falsas promesas, la
palabrería y las eternas reuniones para teorizar sobre una
problemática que, aunque se traduzca en números, tiene tras
de sí a personas, como decía Mariano Rajoy “con ojos y
cara”, con identidad propia y un sufrimiento latente que se
convierte ya en una tortura insoportable. Las cifras son
alarmantes en nuestra ciudad y la solución parece que no se
encuentra.
Nos encontramos en un declive por el que el paro rueda sin
solución de continuidad y de manera acelerada. No se acaba
de concretar un resultado práctico, al margen de discursos
vacíos que no dan de comer a quienes han de hacerlo todos
los días. La vida sigue... y el paro también.
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