Era una mañana fría, lluviosa, y
desapacible, y tras la clase teórica del curso, me dió por
ojear la prensa, hasta que llegué a una esquela mortuoria, y
no me lo podía creer, había muerto Don Francisco Sanchez
Menchen, y la verdad es que la segunda parte del curso, que
era el practico, no estuve lo enchufado que habría querido,
porque muchos recuerdos me vinieron a la memoria.
Paco Menchen, como lo conocíamos, era Legionario de Honor, y
posteriormente Secretario Nacional de la Asociación, era un
hombre, correctísimo, integro y cumplía de lleno con el
Credo Legionario, habiendo sido el Soldado Regular, siempre
tenía esa mirada al sol, y ese momento de silencio, por
cuando todos sabíamos , que el II Tercio, la V Bandera, la
Patria y la Nación, nunca olvidarían, que su hijo el
Sargento Don Carlos Sanchez Perez, había muerto en Acto de
Servicio, al volcar su BMR, en las inmediaciones de García
Aldave.
Fue hace ya diez años, un ocho de junio, cuando yo me
sentaba junto a el, en el acotado, reservado a los
Legionarios de Honor, en el Patio de Armas en García Aldave,
cuando me dió su apoyo y que me acogiera, en esos momentos,
cuando me sentía hecho un flan de nervios, esperando me
llamaran a salir, para recibir mi nombramiento de Legionario
de Honor.
Aquel dia, a la vera de Paco, y compartiendo una emoción
increíble con Ildefonso Alvarez Felipe, vi la dimensión de
Paco, cuando el Coronel Roel Fernandez, lo llamó para
depositar, ante el monumento a los Caidos, y ante el Cristo
de la Buena Muerte, la Corona de Laurel.
Paco, regresaba a nuestro lado, descompuesto, hecho un mar
de lágrimas e Ildefonso, no paraba de consolarlo, así dimos
paso a una amistad muy bonita, y entrañable, el sabía de mi
interés, por preguntar, por escuchar, por escribir, y por
eso, cuando ibamos a las comidas tanto de bienvenidas y de
despedidas, de los Mandos del II Tercio, el me ponía al lado
de los Jefe de las Banderas, o bien del Oficial de más
graduación en ese momento, y el se sentía a gusto, mientras
nos poníamos a charlar compartiendo mesa y mantel.
El Gimnasio de la Plana Mayor del Serrallo, lleva el nombre
de su hijo, Sargento, Don Carlos Sanchez Perez, y hace diez
años, Paco escuchaba de boca del entonces Teniente Coronel
Estevez, “ lo vamos a condecorar” , Paco lloraba, ante el
plato , mientras cogía los cubiertos, era puro sentimiento y
devoción, por el cariño hacia un hijo perdido.
Siempre estaba el primero, cada Aniversario de la Fundación,
en cada acto, y recibía el abrazo y reconocimiento de toda
la guarnición ceuti, y seguía teniendo unos detalles, cuando
por algun momento, me veía desplazado en las comidas, del
resto de comensales, que se habían repartido las sillas, y
claro, como siempre entraba yo el ultimo en el comedor, con
esto de mi cortesía y al ser más joven, me veía sentado con
los que visten la Camisa Verde, los oficiales y suboficiales
Legionarios, y Paco, que era tan sencillo, cogía y se venía
conmigo al postre, y decía, Javier me vengo aqui contigo.
Que sepas Paco, que aprendí aquello y por supuesto, hoy dia,
ya no me esfuerzo, y me siento directamente, con mis
Oficiales Legionarios , en la mesa, y nos ponemos al tanto
con las nuevas tecnologías, y les traslado las batallitas,
que tanto aprendí de los que me dejaron sus memorias y se
marcharon al cielo , a agruparse, como has hecho ahora mismo
tu.
Menos mal Paco, que no viniste al Patio de Armas de aquel
sabado lluvioso, cuando recogimos el Guión del Gran Capitán,
Gonzalo Fernandez de Cordoba, se había disuelto la V
Bandera, y aquel día, se dedicó aquel momento a la memoria
de tu hijo, aquella emoción, nos habría superado a todos.
Me siento orgulloso, de haberte dedicado muchas palabras en
vida, pero hoy te traigo a estas lineas, por cuando ya nada
será igual, te vi llorar , cuando se despedía el General
Lopez de Olmedo, y siempre te pondré como ejemplo
Legionario, cuando entregaste el arma de tu hijo , junto con
sus objetos al Museo de La Legión, y así lo hizo , reconocer
en ti , el entonces Coronel Don Juan Miguel Mateo Castañeyra.
Perdoname, Paco, si algun dia se me escapa alguna lagrima,
en la Oración a los Caidos, porque simplemente, escucharé
por la megafonía, tengamos un recuerdo, a todos que
vistiendo el Uniforme Legionario, dieron su Vida por España,
sirviendo en las Filas de la Legión.
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