Hace cinco años, los integrantes de ‘ConMedia Farsa’
“repescaron” a José Antonio García Íñigo para que se pusiera
al frente de la compañía. El director teatral se había
retirado del mundo del espectáculo a principios de los años
setenta, después de más de una década vinculado al teatro.
En noviembre del pasado año, la compañía comenzó los ensayos
de ‘La barca sin pescador’, de Alejandro Casona, un montaje
“con cierto misterio” que hoy llega al escenario del
Auditorio del Revellín. Cuando a Íñigo le preguntan si el
teatro está pasando por momentos de crisis, sonríe y
sostiene que del teatro llevan desde los años 60 diciendo
que está en crisis. “Que somos muy cómodos” es lo que, en su
opinión, daña al teatro.
Pregunta.- ¿Qué van a ver esta noche los espectadores de La
barca sin pescador, en el Auditorio del Revellín?
Respuesta.- Hemos optado por esta obra, La barca sin
pescador, de Alejandro Casona, para celebrar el quinto
aniversario del grupo, ‘ConMedia Farsa’. La primera vez que
estrenamos una obra fue el 31 de mayo de 2008, la Balada de
los tres inocentes, de Pedro Mario Herrero. La barca sin
pescador es un montaje un poco complicado, con cierto
misterio que no se puede revelar, pero hay amor, intriga...
P.- ¿Qué es lo que hace vigente una obra con tantos años?
R.- Pues está vigente toda la obra porque todos seguimos
haciendo lo que sea por amor, por dinero o por poder. Por
eso somos capaces de vender el alma al diablo.
P.- ¿Cómo cree que la recibirá el público?
R.- Pues puede atraerles el diablo o el montaje. Además, al
grupo ya se nos conoce.
P.- Diriges, no interpretas...
R.- Sólo he interpretado dos veces. De setenta obras que
llevo, sólo he actuado en cinco, y por obligación en dos,
porque me la han pedido, una Manuel Merlo y otra César
Martín. Las otras porque he tenido que sustituir a actores
míos que se han puesto enfermos, pero a mí interpretar no me
gusta.
P.- Dirigir a los mismos actores desde hace cinco años,
¿es una ventaja o un inconveniente?
R.- La confianza es un arma de doble filo, puede ser mejor
para muchas cosas pero para otras ya te tienen cogido el
tranquillo. Pero más que un director, soy un compañero más,
sólo que coordino. No soy un director al uso clásico.
P.- ¿Qué es lo más difícil de poner un espectáculo en
marcha?
R.- En Ceuta, los medios con los que se cuenta de muebles,
atrezzo... Cuando hacía teatro en Madrid, era más fácil
encontrar las cosas. Pero otras dificultades no hay porque
el personal del Auditorio te da todas las facilidades.
P.- ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos de este
espectáculo?
R.- Siempre que terminamos una obra nos tomamos un periodo
de descanso. Propusimos varias y nos decantamos por esta.
Nos pusimos a ensayar alrededor de noviembre con la idea de
estrenar en enero pero a causa de viajes de los actores, no
pudimos. Además, en enero había demasiadas actividades, lo
que nos obligó también a retrasar.
P.- Después de tantos años dirigiendo y relacionado con
el teatro, ¿distingue a un buen actor de uno malo o se puede
moldear?
R.- Hay veces que se puede modificar y hay cosas que tú ya
ves de antemano, pero también hay gente que te sorprende
porque se crece en un ensayo.
P.- ¿Sigue ocurriendo aquello de un mal ensayo general,
un buen estreno?
R.- Ese es uno de los dichos del teatro, porque la gente de
este mundo es muy supersticiosa. Cuando sale un ensayo
general bueno, la gente empieza a temblar.
P.- Y en su caso, es supersticioso?
R.- Yo siempre digo que no soy supersticioso porque trae
mala suerte.
P.- ¿Está atravesando un mal momento el teatro?
R.- El teatro lleva atravesando un mal momento desde los
años 60. Pero yo creo que está atravesando un mal momento la
vida en general, la crisis, la cultura... Se hacen recortes,
y de lo primero de lo que se quita es de cultura porque
duele menos. Luego hay otra crisis que es la de público y
que viene pasando desde hace bastante tiempo. La gente aquí
en Ceuta no tiene ese problema porque todo está cerca, pero
cuando se vive a cuarenta kilómetros del trabajo y hay que
madrugar, no apetece salir. El problema es de comodidad. La
caja tonta, aunque sea mala, tiene treinta o cuarenta
canales y ya no tienes que salir de casa.
P.- En su caso, ¿cómo y desde cuándo lleva vinculado al
mundo del teatro?
R.- Yo tuve una primera etapa desde el año 59 al 71, me
retiré en el 72, que fue cuando dirigí mi último curso
teatro, y hace cinco años me repescaron los de ‘ConMedia
Farsa’.
P.- ¿Y qué es lo que le ata al teatro para que haya
vuelto?
R.- El teatro, como todo el mundo sabe, tiene un gusanillo
que te pica y aunque te retiras, te ofrecen algo y te entran
esas ganas de volver.
P.- Como espectador, ¿qué obras le gustan?
R.- Como espectador, una buena obra y un buen montaje. Lo
que menos me gustan son esas comedias que no tienen nada
dentro, las de reir por reir, me gusta que el teatro te diga
algo, que critique a la sociedad o enseñe algo.
P.- ¿Y eso existe en el teatro que se está representando
ahora? ¿Cómo ve el panorama?
R.- De todo hay en la viña del señor. Hay cosas muy buenas,
otras regulares y otras malas.
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‘La barca sin pescador’ será a las 21 horas, y el ambigú
estará abierto desde las 20 horas
El Auditorio del Revellín acoge
esta noche, a las 21 horas, la obra de teatro La barca sin
pescador, de Alejandro Casona, interpretada por ‘ConMedia
Farsa’. Además, desde hoy comenzará a funcionar el ambigú
del Teatro Auditorio del Revellín, que estará en servicio
desde la apertura de puertas (a las 20.00 horas) y hasta el
inicio de la función (21.00 horas) y durante el descanso de
la representación. En esta obra, como en todas las de
Casona, el autor juega con la fantasía y la realidad. La
historia transcurre en el despacho de Ricardo Jordán, el
personaje principal, y en un pequeño pueblo de mar. Ricardo
Jordán pacta con el diablo salvar su fortuna a cambio de una
vida y eso será lo que le lleve hasta Estela, la viuda de
Peter Andersen, un humilde y querido pescador.
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