No podía ser de otra forma, tras
lo ocurrido con los “vigilantes” del Mercado Central, y es
que los grupos políticos no tangenciales con el PP y los
sindicatos mostrarán su opinión y empezarán a llamar cada
cosa por su nombre.
Es ahora, y creo que saldrá alguien más, CCOO la que ha
denunciado eso que ellos llaman la “ocurrencia” de Bel.
Y uno, mirando fríamente la situación, no puede por menos de
llevarse las manos a la cabeza, por el desatino de una de
las personas de más peso en el Gobierno de Juan Vivas, como
es el caso de Yolanda Bel.
Hechos de este tipo nos muestran la talla que hay en parte
de los miembros que conforman el Gobierno de Juan Vivas.
Porque ni “al que asó la manteca” se le hubiera ocurrido
dejar sin vigilantes profesionales el Mercado Central y
poner, en lugar de estos, a los primeros o los últimos,
según se mire, que habían llegado a ocupar un puesto de
trabajo “donde fuera”.
Yo que ni soy, ni voy a ser, muy simpatizante de los
sindicatos de clase, no puedo por menos de aceptar, y de
buen grado, la denuncia hecha por CCOO en lo que considera
“ocurrencias” e “irresponsabilidad” de la consejera de la
Presidencia, Gobernación y Empleo.
Flaco favor, por no decir gran perjuicio, ha hecho Yolanda
Bel, al suprimir la vigilancia profesional en el principal
de los mercados de Ceuta.
Y es que, como ahora está de moda “tirar de la tijera” donde
menos falta hace, no quisiera creer que esa “ocurrencia” iba
encaminada a eliminar gastos. De ser así, que Dios nos coja
confesados.
CCOO, aquí, no juega a eso de amagar y no dar, va
directamente al asunto que conlleva una inseguridad que
sufren los propios empleados, por lo que se reserva las
“acciones legales” que considere más convenientes.
El primer paso está dado, pero detenerse aquí sería hacer
mucho ruido en la recogida de unas cuantas, pocas, nueces.
Esto tiene que seguir mucho más.
Hay que estar totalmente de acuerdo con la manifestación de
CCOO en cuanto a que ha habido una “conducta incomprensible
de la titular de la Consejería de Presidencia, Gobernación y
Empleo”.
Es difícil poder comprender como Yolanda Bel ha podido
retirar la seguridad privada existente en el Mercado
Central, para cambiarla, no por profesionales de verdad,
sino por personal no habilitado por el Ministerio del
Interior para que realicen funciones propias de vigilantes
de seguridad.
Errores se pueden cometer pero de este tamaño es difícil,
salvo que uno, por un momento, haya visto el maná en
cualquier cosa ajena a su cometido.
Si en asuntos de seguridad no tomamos todas las precauciones
con un rigor máximo, nos estamos exponiendo a entregar la
propia seguridad al primer delincuente que llegue, aunque
este no fuera el caso, en su totalidad.
La seguridad, lo quiera Yolanda Bel o no lo quiera, debe
llevarse a cabo por verdaderos profesionales, habilitados
con todas sus garantías por el Ministerio del Interior.
Con actitudes así se corren muchos riesgos, por mucho que se
trate de justificar lo injustificable en decisiones de este
tipo.
Yolanda Bel o no supo, o no fue asesorada bien de hasta
donde podía llegar con su decisión.
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