Es curioso como simultáneamente,
tapándose el uno al otro, van dándose dos hechos, se van
tratando en paralelo y lo que sería el escándalo del siglo,
cada uno de ellos por su lado, va a pasar a la historia como
cualquier otro caso de corrupción. Me refiero al espionaje
en Cataluña, en Ciu, y a los problemas monetarios cuyo
protagonista es Bárcenas.
Lo de Bárcenas salpica a todo el que se ha acercado, alguna
vez, a las inmediaciones de Génova, pero lo de el espionaje,
y creo que va para largo, no va a dejar títere con cabeza y
totalmente libre a nadie de los que están, estuvieron y
pueden llegar a estar en CiU, especialmente cuando uno tenga
o tuvo poder.
Arturo Más, el iluminado de Cataluña, ahora no sabe qué
hacer, trata de escurrir el bulto, pero ha llegado tan lejos
que la corrupción que acecha a su partido no le va a dejar
salir sano y salvo del embrollo.
Y es que aquí, como hay muchos intereses en juego, cada uno
quiere salir por la puerta principal, cuando la realidad es
que, desde hace semanas, la puerta de servicio es el
indicador de muchos, esperemos que también de Arturo Mas.
Hay algo claro, está en juego el crédito, el honor, el daño
o el perjuicio de muchos pesos-pesados. Los Pujol, quiéranlo
o no, han sido, para bien o para mal, el santo y seña de
Cataluña, durante muchos años.
Ellos han sido la encarnación del poder en esa comunidad
autónoma y ya sabemos, desde tiempos muy antiguos que “los
dioses, en Grecia, no querían que los hombres tuvieran
exceso de felicidad”. En este caso, la felicidad sería el
poder.
Los Pujol han sido zarandeados, de verdad, y no ha hecho más
que comenzar el baile, pero desde el PP, en Cataluña, con la
grabación, hace un par de años, de una conversación a la
presidenta del PP Catalán, Sánchez-Camacho, con la ex novia
de un hijo de Pujol, María Victoria Álvarez, se piensa que
lo que se quería era hacer daño al PP y a la propia
presidenta de ese partido.
Esto se puede estirar todo lo que queramos, pero no se libra
nadie, ni de los que tenían poder, ni de los que lo tienen,
ni de aquellos que aspiran a tenerlo.
Es cierto que, de momento, los que no parecen salpicados,
por ahora, son los del PSC, al menos por ahora, pero todavía
no hemos llegado al final y sería el punto que falta para
romperle el pasodoble independentista a Arturo, que culpa a
España de hacer “descarrilar” el proceso soberanista, cuando
él creía que lo tenía mejor amarrado.
Muchos cabos sueltos, mucho poder, revoloteando por ahí y,
como no podía ser de otra forma, cada uno sacando sus
conclusiones, sobre algo que sí hubo:”la trama del espionaje
en Cataluña”.
Con todo, a los Pujol no les ha hecho dimitir de nada, ni
les hará devolver un euro de los que se llevaran, si es que
se llevaron algo. Y eso pasa en todas partes, con los que
tienen poder, porque sin salir de aquí, de Ceuta, todos
recordamos el mucho poder que llegó a tener, en Ceuta, Pedro
Gordillo y como una trama, todavía no bien aclarada, con
grabaciones incluidas, le llevó de ser el más poderoso de
Ceuta, a ser uno más, si acaso, cuando desde muy cerca de él
se le traicionó por la espalda, y en dos días pasó de ser
todo a ser un cualquiera más. El poder puede traer, también,
esto.
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