Debido a que uno ha cumplido
muchos años, basta que mire hacia atrás para recordar la
importancia que tenía ya el fútbol cuando Franco era
nuestro Caudillo. El fútbol era el mejor antídoto contra el
pensamiento de cuantos estaban en desacuerdo con la
dictadura.
Gracias al deporte más universal, muchos españoles
terminaban pensando como el Generalísimo: “Haga usted lo que
yo, no se meta en política” Eso sí, procure usted
aficionarse, si no lo está ya, a vivir, apasionadamente, la
Copa. Y cualquier Fulano remataba con la siguiente revolera:
“Al pueblo, a la masa, sólo debe interesarle la Copa de
Europa. Gracias a eso, Europa vive todavía”.
Tan fundamental doctrina quedaba reforzada con opiniones de
tal guisa: “De momento, el fútbol manda, el fútbol impera,
el fútbol domina en la ciudad y en el mundo. Es de hoy, y
está en el ayer, y desde luego en el mañana. ¿Hay algo más
universal que nuestros clubs. Y nuestra Primera División,
¿no recuerda el tiempo antiguo y noble, ecuménico y valeroso
de nuestro Imperio, también con sus tercios de naciones y
con sus tercios viejos?”.
Ese mañana glorioso del fútbol, que auguraban los heraldos
de aquel Régimen, lo estamos viviendo. Y nuestros tercios
futbolísticos, tan acostumbrados a poner una pica en
Flandes, tendrán que enfrentarse en pocos días con otros
tercios europeos que han conseguido, en la primera batalla,
meternos el miedo en el cuerpo.
De ahí que Madrid, Valencia, Barcelona y Málaga estén
sumidos en la incertidumbre, calibrando sus posibilidades de
éxito, y tratando por todos los medios de tener a punto a
todos sus hombres para lo que se les avecina: luchar
denodadamente para seguir adelante en una Competición que
otorga prestigio y dinero a raudales.
Pero hay más: las próximas eliminatorias europeas, que se
van a dirimir en dos semanas mal contadas, suponen un
respiro para el Gobierno, las instituciones y la política en
general. Pues todo lo que se hable, se opine, y se escriba
de fútbol, que será muchísimo, es tiempo que impedirá
acordarse de la corrupción generalizada de la clase
política, de las mentiras de Rajoy, de la princesa
Corina -peligrosa rubia, interpretando a la mejor
Marilyn Monroe- y de Urdangarín y Bárcenas:
dos tipos que tienen más cara que el trasero de un elefante.
Y, desde luego, los hay, hablo de cargos políticos
sospechosos de ser sobrecogedores, que han decidido invocar
a todos sus santos para que el Madrid doble la cerviz ante
el Manchester United. Ya que una derrota madridista sería el
colmo de la felicidad para ellos.
Supondría que la prensa en general, durante muchos días, se
olvidaría del drama que se está viviendo en España, mediante
ataques constantes a José Mourinho. Todos ellos
dirigidos por Jorge Valdano. El cual sería
recompensado por ponerse al frente de ese batallón de
periodistas dispuestos a servir a la causa de la distracción
por sistema. Bajo el lema: “Mourinho es nuestro objetivo, y
no Ana Mato y compañía”.
De momento, Valdano cuenta con un partido para ir haciendo
boca. Es el que se juega hoy en el Camp Nou, entre los dos
clubs más laureados de España y del mundo. Si el Madrid
queda eliminado de la Copa del Rey, el argentino
intensificará su tarea destructiva contra un portugués a
quien, como se descuide, puede achacarle que España está
dando tumbos desde que llegó él. Manuel Matamoros,
abogado de Mourinho, debe estar ya ojo avizor.
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