El sindicato Comisiones Obreras ha
sido especialmente crítico con la decisión de la consejera
de Presidencia, Gobernación y Empleo por retirar la
seguridad privada del Mercado Central y de edificios
municipales. Las consecuencias se han dejado notar, al
sustituir a profesionales por neófitos y la pasada semana se
detuvo a dos personas como presuntos autores de un robo en
el Mercado Central.
La central sindical califica de “ocurrencia” la decisión que
adoptó Yolanda Bel y la tacha de irresponsable. Dos términos
que, en sí mismos, denotan que la decisión pudo tomarla con
cierta veleidad, sin ningún rigor y, desde luego, en forma
tan temeraria como los propios hechos han demostrado.
Yolanda Bel no se caracteriza por la mesura y, a veces,
quiere acaparar más de lo que puede, mostrándose obsesionada
con el control informativo, como sucedió recientemente en la
conducta que mostró con un afán desmesurado en una especie
de búsqueda de chivos expiatorios sin ningún fundamento.
En el caso de los vigilantes que puso en el Mercado Central,
su información debió ser muy deficiente en cuanto a la
integridad y honradez de los personajes que han sido
detenidos por robo con nocturnidad y alevosía, dejándola
políticamente “tocada”, porque una decisión política
fallida, desacertada, “ocurrente” -como dice Comisiones
Obreras-, o “irresponsable”, como también señala este
sindicato, desarbolan a una política demasiado vehemente y,
a lo que parece, poco reflexiva.
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