El médico José M.E. ha sido condenado por una falta de
imprudencia leve con resultado de muerte. Los otros dos
médicos y el Ingesa, en el orden civil como responsable
subsidiario, han resultado absueltos. El facultativo deberá
indemnizar a la hija mayor de la fallecida con más de 46.583
euros, y con 7.763 al resto de los hijos.
Condenan al médico José M. por una falta de imprudencia leve
con resultado de muerte. La pena impuesta es de multa diaria
de 10 euros durante 30 días, es decir 300 euros. Además, en
el orden de la responsabilidad civil el condenado deberá
indemnizar a la hija mayor de la fallecida, una anciana de
74 años, con 46.583,47 euros y al resto de sus hijos mayores
de 25 años con la cantidad de 7.763,91 euros a cada uno, en
la sentencia se recoge que al parecer son siete, pero deberá
acreditarse debidamente en ejecución de sentencia.
La responsabilidad civil responderán de forma solidaria el
procesado y las compañías aseguradoras, al 50 por ciento
cada una de ellas como responsables civiles directas, Zurich
y AMA.
Asimismo, en la sentencia se recoge que no procede a la
condena del Ingesa y que no puede extenderse la
responsabilidad ni siquiera de forma subsidiaria. “Desplegó
el debido cumplimiento de todas las obligaciones que en
cuanto a medios les fue requerida por los médicos y por el
resto del personal sanitario”, se recoge en el fallo de la
sentencia.
En el proceso también estaban incursos otros dos médicos
como acusados, Eduardo S. y Vicente T. Finalmente el juzgado
de 1ª Instancia e Instrucción nº5 de Ceuta absuelve a los
dos facultativos de la falta de imprudencia leve con
resultado de muerte.
Contra la resolución cabe interponer recurso de apelación
ante la Audiencia Provincial de Ceuta.
Los hechos enjuiciados el día 19, y de los que informó EL
PUEBLO, se remontan al día 5 de octubre de 2005 cuando una
anciana de 74 años acude al servicio de urgencias del
Hospital general de Ceuta por un cólico biliar y ese mismo
día le dan el alta. La paciente empeoró y volvió el día 6 al
mismo servicio de urgencias con un cuadro clínico similar al
día anterior, aunque empeorado y diagnosticado como
Colecistitis aguda. Enfermedad por la que permaneció
ingresada en el hospital hasta el día de su muerte.
Tras su ingreso en urgencias se le pautó como tratamiento
dieta absoluta y ‘Gentamicina’, entre otros. Este
antibiótico puede afectar de forma considerable y grave al
riñón, y no está indicado para personas con afecciones en
este órgano.
El día 7 el estado de la paciente empeora y la trata por
primera vez el cirujano José M. y le practica una ecografía
en la que se aprecian dos grandes cálculos, paredes de la
vesícula engrosadas y con luz ocupada en su totalidad por
barro.
Por otra parte no consta que desde su ingreso hasta el día
12 se tomasen los datos diarios de la diuresis -control de
líquidos-.
El día 9 de octubre el médico José M. vuelve a examinar a la
paciente y ante su empeoramiento se plantea la necesidad de
intervenir quirúrgicamente a la enferma. Pero es el día 10
cuando el médico Vicente T., que es el primer día que la ve,
habla con el anestesista para la operación, pero este
concluye que ha existido fallo renal y por tanto no se
opera.
La salud de la anciana va empeorando y el día 20 es
necesario ingresarla en la UCI, donde se le practica por
primera vez un TAC que muestra la existencia de sepsis
biliar muy grave ya que se había perforado hacia la parte
del hígado. La paciente continuó con fallo renal y falleció
el 18 de noviembre.
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