Fue el primero en el que Mariano
Rajoy ha intervenido como presidente del Ejecutivo y Pérez
Rubalcaba como hombre fuerte de la oposición.
Ni el uno, ni el otro dieron nada especial para poderlo
recordar en el futuro y, especialmente, Rubalcaba no estuvo
a la altura de un líder con aspiraciones a ser presidente un
día. Alfredo Pérez Rubalcaba estuvo como siempre, en tono
gris, como si fuera un aprendiz de todo, pero un operario de
nada. No es un buen primer espada, le van más otras cosas a
las que estuvo acostumbrado, en tiempos pasados.
Al final, dos jornadas enfrascados en hacerse propaganda,
dos jornadas en las que no se avanza en nada y todo sigue
igual.
Es cierto que en estas dos jornadas aparecieron otros
“maletillas”, no se puede hablar de primeros espadas que, a
lo largo de la legislatura, se dejan ver poco, y en esta
ocasión lo que parecía era que alguno de ellos trataba de
lograr alguna oportunidad para ir a una plaza de primera.
Poca leche.
A mí me llamó poderosamente la atención el paso por el
estado de la nación de CiU, que en las circunstancias en las
que se encuentran, parecían querer echar tierra encima y no
meterse en demasiadas profundidades, era algo así como el
“aparta de mí esa copa, que bastante tengo con lo de fuera”.
No merece más comentarios su actuación, aquí y ahora.
Ahora bien, el que sí merece un momento de atención es Cayo
Lara, la persona más impertinente y desinformada de cuantos
han subido estos días al estrado del Congreso de los
Diputados, y de cuantos representantes de IU, a lo largo de
su historia, han pasado por aquí.
Y es que, sin que yo tuviera un cariño especial, por
ejemplo, por Julio Anguita, en su momento, el “Califa” tenía
tirón, sabía leer el momento, sabía lo que decía y decía muy
bien lo que sabía, que era bastante.
Cayo Lara actúa en la tribuna como un vulgar demagogo, como
un charlatán de feria o como el pregonero de las mercancías
que no tienen salida.
Al final, su éxito llegará en otro momento, porque el
miércoles lo único que propuso eran chapuzas que no
convencían, ni siquiera, al que las estaba proponiendo. Su
actuación, en términos académicos, no pasaría de un 3 y eso,
siendo generosos a la hora de calificar.
Pero si dentro del Congreso no había tirón, no había más que
justificaciones de lo que no se puede justificar, fuera del
Congreso a más de 600 kilómetros de Madrid ya se encargó
Pere Navarro, desde Cataluña, de bombardear al propio PSOE,
diciendo que lo que tiene que hacer el Rey es abdicar en su
hijo.
La propuesta del incompetente Navarro, por caer mal, cayó
mal hasta en su partido y ya es significativo el que un
veterano del PSOE como el propio Alfonso Guerra dijera
públicamente que a él no habría nadie que le pudiera meter
en ese cesto de Pere Navarro.
¿Hacia donde va el PSC?. Desde luego, visto a lo lejos,
viéndolo desde la distancia, parece que se ha colocado en
los antípodas del propio PSOE, pero sin que le hagan
demasiado caso, tampoco, partidos tan alejados de la
monarquía como los que, a diario, piden la república.
El “pobre” Rubalcaba bastante tiene con poner orden en su
partido, con lo que andar en los ajenos le va ancho. ¿Se
parecen en algo, hoy día, PSOE y PSC?. Yo lo dudo mucho y
ellos, todavía, más.
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