OPINIÓN - SÁBADO, 23 DE FEBRERO DE 2013

Construcciones ilegales, una pauta a seguir

El derribo de las construcciones ilegales, como fue el caso de lo sucedido ayer en la barriada del Príncipe Alfonso, es una labor de restituir la legalidad pero a la vez, no puede ni debe ser flor de un día. Quiere decirse que el imperio de la ley, como suele decir el presidente Vivas, es un principio que hay que hacer valer y ejercer para evitar que esta ciudad que se quiere moderna, no sea un desastre en cuanto a disciplina urbanística, donde cada uno campe a sus anchas y se convierta en un dislate. Bueno es que se actúe con rigor y mejor aún que tenga continuidad en el tiempo porque son muchas las zonas de la ciudad donde podemos comprobar cómo se expanden estas construcciones ilegales.
 

Vigilar a los vigilantes del mercado

La detención de los vigilantes como autores de los robos en el Mercado, con nocturnidad y alevosía, aprovechando su puesto en el turno de noche con sustracción de una caja fuerte con 5.000 euros, nos retrotrae al viejo cuento de cómo se puede poner al lobo cuidando a las ovejas y desistir de los profesionales especializados en este tipo de tareas. Este hecho ha de poner en guardia, y nunca mejor dicho, a las autoridades, ya que la labor de vigilancia no se le puede confiar a cualquiera como es el caso de estos dos individuos confesos de su tropelía. El Gobierno de la Ciudad ha de reflexionar acerca de, en quien se puede o no confiar una tarea de vigilancia y qué condiciones tienen, a nivel profesional, quienes las desarrollen.