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OPINIÓN - VIERNES, 22 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Ser español
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Parece que eso ya no viste, mientras que lo que más se aprecia, por parte de ciertos sectores de la progresía barata es ser macarra, en cualquiera de los ámbitos en los que nos movemos.

Y esto se acaba de demostrar en un equipo de fútbol, en el que se estaba contratando a un segundo entrenador, Salva Ballesta, y nada más conocerse su nombre, en uno de los grupos ultras, de los de la peor calaña de las aficiones, comenzaron a presionar al presidente, que no tuvo otro camino más que eliminar de su posible contratación a ese “entrenador”.

A lo largo de los últimos años y eso es cierto, en repetidas ocasiones, Salva Ballesta, que en su día fue un buen goleador, ha dado muestras, una y otra vez, de su españolidad, de esa españolidad sin divisiones, que ahora molesta tanto en algunos sectores.

Posiblemente, si el Celta de Vigo hubiera tirado de algún otro tipo de deportista, de esos que no tienen inconveniente en hacerle ascos a la marca España, a estas horas estaría entrenando y, con un poco de suerte, ese grupo macarra, nazis de actuación, le concederían una medalla.

El ser como es uno y no ocultarlo no suele ser el mejor pasaporte, ahora ya, para poder trabajar.

En nuestros días, fuera de los separatistas que dicen lo que quieren y nadie les sale al paso, el que se considera español y lo dice, el que lo es y lo manifiesta, llevando la bandera de España, por ejemplo, empieza a ser sospechoso de todo lo malo y es vetado por unos y no aceptado de buen grado por otros muchos.

Salva Ballesta iba de segundo entrenador con Abel Resino y éste ha cedido ante la morralla esa que representan los grupos ultras de los “Celtarras” y en vez de dejarlo y decir “que vaya otro” se ha cogido el puesto, agarrándose a él como a un clavo ardiendo, y ahí va a comenzar su nueva andadura.

De todas formas, primero el Celta de Vigo, luego su presidente y en tercer lugar Abel Resino se han hipotecado de por vida y, desde ahora, van a ser chantajeados a cada instante, por estos grupos ultras, que no debieran tener cabida en ninguna parte, y mucho menos entre la afición de un club serio.

Quienes ya tenemos unos cuantos años y hemos pasado por un régimen en el que las libertades brillaban por su ausencia, además de llevar viviendo toda la democracia en la línea que va marchando, no han sido muchas las veces que nos hemos encontrado con algún caso similar, y mucho menos que hayan bajado la cabeza otros y le hayan dado de paso como lo han dado en el Celta de Vigo su presidente y el recién incorporado Abel Resino.

Un régimen duro ya sabe uno lo que es y en él siempre sabes a qué atenerte, mientras que democracias con tantos tintes y con tintes tan variopintos, le dejan a cualquiera sin saber hacia donde se apunta y hacia donde hay que ir.

Grupos ultras los hay en casi todos los clubes, especialmente en los grandes, lo malo es que esos grupos se queden incontrolados y hagan su santa voluntad. Con grupos así que tienen cierto mando, un club como el Celta de Vigo y lo mismo pasaría con otros varios, pueden tener los días contados, porque a las primeras de cambio se pueden encontrar con que la barbarie de estos “nazis” rompan toda la historia de esa entidad.
 

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