Basilio Fernández fue el encargado de abordar, durante la
última reunión que periódicamente celebra el Rotary Club de
Ceuta, la transición de Ayuntamiento a Ciudad Autónoma y
comentar los problemas que durante esa época acontecieron en
la ciudad. Tras la intervención de Fernández, se abrió un
debate formulándose por los asistentes numerosas cuestiones,
algunas favorables a la situación actual y otras críticas
con ella, sobre todo en lo que se refiere a la frontera.
El Rotary Club de Ceuta celebra periódicamente una serie de
reuniones en la que se abordan diferentes cuestiones
relacionadas con Ceuta. En este último encuentro, celebrado
en el Parador ‘La Muralla’ se contó con el que fuera primer
presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Basilio
Fernández, presidente también del recientemente desaparecido
Consejo Económico y Social de la ciudad (CES), para que
ofreciera una disertación sobre este importante momento de
la historia de Ceuta.
La presentación corrió a cargo del Presidente del Rotary
Club que recordó la transición de Ayuntamiento a Ciudad
Autónoma en 1995 y cómo Basilio Fernández pasó de ser
concejal a alcalde y de éste cargo a ocupar la presidencia
de la Ciudad. Abogado en ejercicio, fue presidente durante
12 años del Consejo Económico-Social (CES), disuelto
recientemente.
Durante su ponencia, Basilio Fernández se refirió
precisamente a la desaparición del CES e incluso de su
página web, la cual ofrecía importantes datos sobre la
economía de la Ciudad muy útiles para empresarios y
estudiosos.
Más adelante abordó aquellos problemáticos años señalando
varios factores que los marcaron: la inmigración
clandestina, incipiente en esas fechas con cientos de
inmigrantes hacinados en las murallas del Ángulo y una
situación que explotó con los incidentes del año 1995.
También comentó las precarias posibilidades económicas que
por entonces tenía la ciudad, con unos ingresos
fundamentalmente provenientes de los desaparecidos Arbitrios
Municipales. Además, el histórico problema de la escasez de
agua en Ceuta, con dificultades de aprovisionamiento y de
almacenamiento, resuelto por entonces con la traída de agua
en barcos cisterna desde la Península –a un considerable
coste-, fundamentalmente desde Algeciras, lo que se vio
agravado por la sequía que aconteció, que hizo que se
suspendiera este origen y hubiera que buscar, y resolver los
problemas logísticos sobrevenidos, con un nuevo punto de
aprovisionamiento en Huelva.
Por último, el también histórico, y hoy aún sin resolver,
problema de la frontera con Marruecos. Un cierre temporal
que tuvo lugar en esa fecha dejó patente la notable
dependencia económica que se tiene de ese país a donde se
dirige la mayor parte de las ventas de la ciudad.
Continuó su relación de escollos en la vida de la ciudad por
esos años con el eterno problema de las navieras. Recordó
igualmente el oscurantismo reinante en todo lo relacionado
con el transporte marítimo, admitiendo que Ceuta sigue
sometida al imperio de las citadas navieras, lo que lastra
de forma radical la economía de la ciudad.
Aspectos positivos
Como positivo de aquellos años, Basilio Fernández recordó la
coherencia en el tratamiento de los limitados recursos
económicos con los que Ceuta contaba, que se destinaron a
proyectos concretos de infraestructuras potencialmente
interesantes: el Parque del Mediterráneo, el Poblado
Marinero con el Casino de Juego, el Puerto Deportivo,
distintas infraestructuras de la ciudad y estos se
acometieron en lugar de otro alternativo, la construcción de
un helipuerto en Benítez, destinando a esto último, los
3.200 millones de pesetas con los que se contaba.
Tras la intervención de Basilio Fernández se abrió un
interesante debate formulándose por los asistentes numerosas
cuestiones, algunas favorables a la situación actual y otras
críticas con ella, sobre todo en lo que se refiere a la
frontera y los inconvenientes que se ponen de parte
española.
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