En plena vorágine y euforia por mi
mes de Febrero, mis Carnavales, me encuentro unos apuntes de
algunos artículos que pensaba sacar, pero entre una cosa y
otra no pude, y claro entre tantas cosas que abordar, pues
era normal que me viera desbordado.
Estos apuntes eran de unos dias de de viento y agua, esos
dias que nos acompañan y vemos a todo el mundo, con la
cabeza gacha, con el frio en las miradas, y las palmeras
crujiendo y dando ese desánimo que cunde en el interior de
los corazones.
Estaba aquel dia parado en una zona de la calle Real por
donde se cayeron los andamios, y aquel dia, había un cartón
revoloteando con el rumbo perdido, a eso que suena un
portazo tremendo, del edificio donde hay una tienda de
pesca, sale un tio, que parecería el mismo diablo del leñazo
que había metido, y hasta salieron a mirar que había sido
eso, y mientras me encontraba resguardado en el coche, veía
ese cartón revoloteando sin parar, a eso que la gente iba y
venía y se golpeaba con el cartón, y tanto que me dió por
seguir pendiente en la que tenía montada el cartón, a esto
que el diablo en persona, vuelve a su portón, y todo el
mundo pendiente, a ver ese segundo portazo...
Y volvió a salir, no sabe uno a veces a ciencia cierta , que
es lo que merodea por las mentes, para que uno vaya sin
rumbo, dando portazos, saliendo y entrando como un poseso, y
a eso que veo pasar una señora musulmana, con su vestimenta
y su hija de la mano, y observo atentamente, como vuelve el
cartón, golpea en la pierna del angelito del portazo y este
cartón sale despedido y golpea a la niña, las miradas, el
mosqueo, la “cartona” pudo haber desencadenado una pelotera,
una bronca , un jaleo, porque la madre, podría haber
interpretado aquel golpeo, a su hija, como un ataque, y
nunca se sabe, en las paradojas del destino, la
“concatenación” de sucesos o errores, para desembocar en un
follón del carajo.
La botella, y porque traigo también la botella, esta la
tengo guardada la anecdota creo que unos 26 años, eran un
dia de maniobras y ejercicios navales, en la Base de
Salvamento, y en el hangar, donde se pertechaba todo, se
adecentaba y se recogía el material, siempre quedaba el
momento para el descuido y el desorden, y claro ...era luego
el motivo para los arrestos, y estos, en pleno verano, era
joderte, sin bailar en el Candelero..
Se montó una pelea, medio en serio, medio en broma, entre
dos tripulaciones, aquel dia, iba yo de guapo, de bonito, y
no de uniforme, sino que iba matizado para salir de paseo, a
los pubs de moda, al Moonlight, al Entrepan, al Echate pallá..
y otros de moda, y fui a quedar con algunos colegas, me
asomé al hangar, a saludar, y vi la pelea de postín,
parecian, los salones del lejano oeste, y ahora mientras lo
cuento, me viene la risa y la carcajada y son los recuerdos,
de las hostias y golpeos, los empujones y resbalones, y a
eso que observo una botella de coca cola, de las que se
utilizan para tomarnos una copa hoy dia, encima de las
taquillas, los puñetazos, los golpes, hacían balancear la
botella , pero no se caia, hasta, que uno zarandea, forcejea
y reduce a otro, con la mala pata, que ya el golpeo a la
taquilla, hace que con suerte, la botella, no le caia en la
cara, ni en la cabeza, pero sin el pecho, el casco macizo de
la coca cola, lo daña y soprende, más que la peleita en
ciernes, y a continuación, caer al suelo y romperse en mil
pedazos, y por fin se terminó la pelea.
Paradojas de la vida, las coincidencias, la botella, no dañó
a nadie , pero hizo que aquel jaleo que podía haber
terminado mal, se parara, y el cartón, podía haber terminado
en pelea, vaya mi recuerdo y las coincidencias, que a veces
son “macabras” entre una botella, y como decía la señora,
hija-puta “cartona” que golpea a su niña.
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