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OPINIÓN - LUNES, 18 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

A la atención de nuestro alcalde
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cuando ni el inconmensurable interés que suscita el fútbol es capaz de evitar que los ciudadanos, siempre tan dispuestos a debatir sobre cuestiones relacionadas con el deporte rey, estén ahora enfrascados en permanentes discusiones políticas, es la prueba más evidente de que España está pasando por una crisis peligrosa en extremo.

La crisis comenzó en cuanto una mayoritaria clase obrera y media perdió gran parte de su poder adquisitivo para vivir decentemente, debido a los recortes que se fueron produciendo y, peor aún, al verse innumerables de sus componentes, de la noche a la mañana, formando parte de los carentes de trabajo.

Tan grande drama (porque nunca me cansaré de decir que el hombre ha nacido para trabajar y que negárselo es dejarlo casi emasculado), convertido en pánico, tuvo además el efecto añadido de que muchos casos de corrupción, algunos muy sonados, salieran a la palestra en momentos donde la ira multitudinaria sólo necesitaba de una cerilla que encendiera la mecha de la malaúva que produce la falta de recursos para poder cumplir con los dos objetivos fundamentales de los que hablaba ya el Arcipreste de Hita: “El hombre ha nacido para comer y holgar”.

Con escasas posibilidades para comer y holgar, la gente razona bien poco; pues con el bandujo vacío las malas intenciones ocupan mucho espacio y mucho tiempo. Y van aflorando cada día. Y qué decir cuando los ciudadanos se enteraron de que el yerno del Rey se había especializado en dar mangazos al alimón con su profesor de no sé qué…

Entonces, esos ciudadanos se revolvieron en sus asientos y clamaron contra todo… Que fue, más o menos, lo ocurrido también cuando se supo el mal uso hecho con los dineros de los Eres andaluces. Una pasta gansa, procedente del erario público, que se la quedaban los amigos de los amigos del trinque.

Y, para colmo de males, entre escándalo y escándalo, de patio de Monipodio, surgió el “caso Bárcenas”: el no va más, de momento, de un asunto que tiene todos los visos de pertenecer a la trama Gürtel. Y se armó, como no podía ser de otra manera, la de Dios es Cristo. Sobre todo al palparse en el ambiente, ya enrarecido, que Luis “El Cabrón” actuaba y actúa de acuerdo con el sobrenombre que le pusieron sus más allegados en el círculo de rufianes.

‘El caso Barcenas” ha servido para que el desafecto por los políticos, que era ya enorme, se haya convertido en tremenda inquina hacia una casta, considerada endogámica, nepótica, cínica, mentirosa…, y que se ha ganado el derecho a que esta frase de Julio Caro Baroja aparezca aquí: “Si hoy existiera la pena de la hoguera, los políticos serían los más sujetos a ella”.

Frase terrible, donde las haya, pero que conviene mentarla a ver si es posible que la corrupción, tan dañina para las instituciones que los políticos dicen representar, sea castigada severamente. Porque de no ser así, día llegará en que el estallido social sea de dimensiones considerables. Con lo que ello significa.

Por consiguiente, y metido ya en tarea, no me queda sino redoblar el tambor acerca del caso del coche de alta gama, de la cocina divina de la muerte, de varios regalos más, y de los diez mil euros del ala del cual hablaba yo, días atrás, relacionados con un puesto del Mercado Central. He aquí un asunto feo, muy feo, que puede estar relacionado con un político sinvergonzón, y por el que debería interesarse nuestro alcalde. Ya que no está el horno para bollos.
 

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