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OPINIÓN - SÁBADO, 16 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

En memoria de Don José
Rocabert Rouco (q.e.p.d.)

 


Domingo Ramos
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

A la edad de 81 años falleció el pasado día 13 del actual en nuestra ciudad don José Rocabert Rouco, súbitamente, como si hubiera elegido su modo de morir cual fue su norma de vida: prudente, educado, servicial y dado calladamente al prójimo.

Era hijo de uno de los notables contratistas que llegaron a Ceuta por los años treinta como fueron Jose Quireza, Maximino Sanmartín, Antonio Díaz, Francisco Fraiz (padre), Benjamin Falcón y otros que ahora sentimos no recordar que aquí desempeñaron el ejercicio de su profesión y que han dejado huellas indelebles en la geografía ceutí con sus muchas edificaciones erigidas por ellos en la ciudad.

El abuelo de Pepe Rocabert (que así le llamábamos sus amigos) fue un pionero contratista entre aquellos llegados de la Península a Marruecos a ejercer su actividad y, según tenemos entendido, fue el constructor que edificó las estaciones de tren de la Zona Norte de Marruecos (lo que era el Protectorado Español), siguiendo la tradición su hijo y, posteriormente, su nieto del que hoy desgraciadamente nos ocupamos.

Pepe Rocarbet era un conversador amable y entendido en materias tan prolijas (en el mejor sentido de la palabra) como la política, le encantaba la geografía y era un gran sabedor de las cuestiones deportivas (siempre fue un asiduo seguidor de la A.D. Ceuta). Fue, también, aunque con una labor callada y discreta, sin perseguir desempeñar cargo (a él solo le guiaba su interés por Ceuta) partícipe de la creación, en los albores de la democracia, del Partido Nacionalista Ceutí asistiendo, a todos los Plenos en los que participaban los miembros de su partido, colaborando con su asesoramiento y ayuda siempre desinteresada como ya hemos apuntado.

Parece que fue ayer cuando le veíamos cruzar calle Real arriba y abajo, o por la Barriada de San José, con su cartera de documentos, visitando a sus clientes o atendiendo demandas de encargos profesionales como requería su profesión de Agente de la Propiedad Inmobiliaria y contrista de Obras. Se nos acabó también, aunque en esta época con menos cotidianidad, nuestras conversaciones de política defendiendo siempre a capa y espada la españolidad de su Ciudad o deportivas, con su amor por los colores “del Ceuta”.

Para terminar, en estas penosas circunstancias, queremos hacer llegar a su esposa Pepi Torres y a su hija Clement, en las que tenía puestas todas sus complacencias, nuestro sincero dolor, al tiempo que recordamos parte del verso que su hija le dedicó en el acto del funeral que embargó de emoción y dolor a cuantos asistimos al sepelio:

Que el amor nos una siempre

que siempre sienta tu abrigo

que una estela me suba al cielo

… y esa distancia infinita

sea un paso cortito

cada vez que necesite

tu mano, un beso y tu cariño…
 

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