No se me ocurre otro adjetivo que
le vaya mejor a la España que estamos viviendo, en la que la
civilización, en todo su sentido, brilla por su ausencia,
especialmente en clases que debieran ser el paradigma en el
que uno se pudiera fijar.
Y es que no hace falta más que hacer un recorrido por la
prensa escrita o seguir tres telediarios para ver como, la
profesión nueva que es la política recorre las calles
dejando auténtica “basura” por sus comportamientos y no
sienten pudor salir a la escena y decir que eso no va con
ellos, que la palabra dimitir no es la más apropiada para su
función.
Y la cosa no termina aquí, porque si saltamos a la banca
vemos como han sido capaces de ir a la quiebra, todavía no
ha habido nadie que haya explicado el por qué, han sido
rescatados los primeros, con dinero que hubiera ido muy bien
para otras parcelas y ellos luego no tienen piedad,
compasión, ni dignidad cuando se enfrentan con alguien que
no puede pagar un mes de la hipoteca, y empiezan a tramitar,
cuanto antes, los desahucios.
Y el drama nacional, por excelencia, además del paro, son
los desahucios, algo que aterra y que impide a cualquiera
que quiera comprarse una casa podérsela comprar, si no tiene
todo el dinero, porque los “buitres” de la banca caerán
sobre él y le quitarán lo que pagó, lo que no ha podido
pagar, el piso y todo su futuro, desde ese mismo día.
Es inexplicable, y más inexplicable, todavía, que nuestras
leyes protejan a esos vampiros y a los golfos que
“entierran” a los que lo necesitan, aunque sean honrados.
Veo una noticia, como otras muchas, de agencias, en la
prensa de ayer y me atenaza todo el cuerpo:”un hombre de 55
años se ahorca en Alicante cuando iba a ser desahuciado”.
Éste puede ser uno de los casos, ya que días atrás hemos
visto como otras personas, ya entradas en años, que vivían
de la pensión, han encontrado el mismo camino y por unos
caminos similares. Este no es el país en el que siempre
quise vivir.
Estamos llegando a una situación insostenible y no tanto por
la crisis como por la forma de tratarse esta crisis,
especialmente, para familias que más lo necesitan.
Es cierto que ante hechos de este tipo hay ligeros
movimientos, hay determinados grupos que “pretenden” hacer
algo, pero que es tan poco lo que se les permite que la
situación se queda reducida al casi nada, o al nada a secas.
¿Se va a dar alguna solución a esto?. Me temo que no, aun
teniendo ante mí una nota de prensa en la que se dice que el
PP y el PSOE, por medio de Soraya Rodríguez y Alfonso Alonso
han llegado a un acuerdo para tramitar, por vía de urgencia,
la iniciativa legislativa popular sobre desahucios, paso que
supone acelerar en varias semanas el proceso, de tal forma
que habrá una nueva regulación de forma mucho más inmediata.
¿Hasta donde va a llegar esta regulación?. Uno quisiera que
el PP y el PSOE, que en casi nada se entienden, llegaran a
entenderse, de verdad, y que no fuera una especie de pose
ante un espejo, sino algo realmente serio. Eso es lo que yo
quisiera, pero permítaseme que actúe como Santo Tomás:”lo
creeré cuando lo haya visto y haya comprobado que es
cierto”.
Tal como empecé voy a terminar, estamos en la España
incivilizada, en todo su sentido.
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