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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 13 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Política turbia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

A este país, es decir España, no le sientan bien las libertades; le oigo decir a un tipo que luce distintivos de cuando era obligatorio saludar con el brazo en alto, plagio romano, y se cantaba el Cara al sol por sistema. Lo que está ocurriendo es por haber admitido la democracia. Con lo bien que nos iba con la dictadura. Y remata así su perorata: “La mejor forma de Gobierno para un país es aquella a que está acostumbrado”.

Quien así se manifiesta debe estar viviendo sus setenta años. Y se permite el lujo de hablar en voz alta porque sabe que a su alrededor impera el desánimo y la desesperanza que vienen ocasionando la corrupción y la injusticia patrocinadas por los partidos políticos. Y dado que no puede negar que es de derecha, antes de arremeter contra el partido gobernante, prefiere tomarla con la democracia. Como si ésta fuera la culpable de todos los males que nos azotan.

El Fulano, a quien me refiero, está convencido de que los españoles funcionamos mejor cuando somos gobernados por un cirujano de hierro. Y no se corta lo más mínimo en airearlo. Se le nota a la legua que le puede la amargura de saber que su partido, en estos momentos, es sospechoso de corrupción, de mucha corrupción; y prefiere, antes de reconocerlo, atentar contra un pueblo que quiere vivir políticamente emancipado. Y no duda en hacerle propaganda al absolutismo, poniendo como excusa lo ya dicho: que a los españoles no nos sienta bien la libertad democrática.

Y es entonces que me acuerdo de algo que leí en ‘Cartas a los celtíberos esposados’, cuyo autor era Evaristo Acevedo, y que decía lo siguiente al respecto: “Es lo mismo que si cogiéramos a un ciudadano que acaba de tomarse tranquilamente diversas lonchas de jamón serrano y le introdujéramos violentamente los dedos en la boca. Tras penosas arcadas y convulsiones, el ciudadano lo devolvería todo. Histórico momento en que podríamos afirmar: A este individuo le sienta el jamón como un tiro. Lo mejor es que durante el resto de su existencia deje de comer jamón y no tome más que calditos”.

Pues bien, en momentos donde la corrupción de los políticos está causando indignación entre los españoles, comienza a sentarse las bases de una política turbia, indecisa, que está provocando toda clase de divisiones y banderías peligrosas. Y conviene no echar en saco roto los comentarios contra la democracia, cada vez más generalizados y que hacen pensar que, por culpa de la corrupción política generalizada, haya quienes piensen que la ocasión es pintiparada para meternos los dedos violentamente en la boca para que devolvamos el jamón serrano de las libertades y atizarnos el caldito de la suspensión de derechos constitucionales.

Por consiguiente, bien haríamos los ciudadanos en decirles basta ya a los políticos. Basta ya de meter la mano en la caja. Y de hacerles ver que no somos borregos dispuestos para el sacrificio de sus intereses. De no ser así, mucho me temo que la situación termine un día como el rosario de la aurora. Y, llegado ese momento, peligroso en extremo, siempre seremos perdedores.

Lo único acertado que dijo el Fulano que hacía proselitismo del gobernar absolutista, fue que, amén de saber el patrimonio de los políticos gobernantes, habría que exigírselo también a quien lidera la oposición. Y no se refería a Mohamed Alí, no; sino a Juan Luis Aróstegui. Cuyo patrimonio real debería ser aireado cuanto antes. Y argumentó lo que decía. En fin, que la calle está calentita. Y uno se limita a contar lo que oye.
 

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