La pasada semana nuestra ciudad
sufrió, una vez más, las consecuencias directas de un apagón
eléctrico generalizado durante más de tres horas, que
paralizó en gran medida la actividad cotidiana de una
ciudadanía hastiada del mal funcionamiento de un servicio
considerado como esencial. Servicio que no debemos olvidar
prestan dos empresas privadas concesionarias tanto de la
producción como de la distribución de la electricidad,
ENDESA y Empresa de Alumbrado Eléctrico de Ceuta.
Los ciudadanos, a pesar de las acusaciones vertidas por las
diferentes formaciones políticas en la oposición y algún que
otro “escribiente”, somos plenamente conscientes que el
Gobierno de la Ciudad no es responsable de dicha
problemática. El Real Decreto 2502/1996, sobre traspaso de
funciones y servicios de la Administración del Estado a la
Ciudad de Ceuta en materia de industria y energía, confiere
única y exclusivamente las funciones de ejecución de la
legislación del Estado en dicha materia dentro del propio
territorio.
A pesar de ello, y aprovechando, una vez más, que el
Pisuerga pasa por Valladolid, los principales portavoces
políticos en la oposición utilizaron dicho incidente como
arma arrojadiza contra el Ejecutivo local. Unos argumentando
sus críticas en una supuesta pasividad de nuestros
gobernantes y otros sacando tajada acusando a las dos
formaciones políticas que se han turnado en el Gobierno de
España de dejación de funciones.
Sin embargo, la realidad es muy diferente y demuestra el
discurso demagógico utilizado por quienes pretenden
convertirse en alternativa de Gobierno. La máxima
responsable política en esta materia, Susana Román,
acompañada por colaboradores inmediatos y técnicos del área,
pusieron inmediatamente en marcha el protocolo establecido
para subsanar dicha incidencia, tan solo una hora después de
producirse el cero energético.
Ceuta, al igual que otros territorios insulares, es una isla
energética, aislada del resto del territorio nacional, que
produce su propia energía eléctrica. Cuando se produce un
incidente en cualquiera de las líneas de distribución o en
la generación de la misma, a pesar de las mejoras
introducidas en los últimos años, la ciudad sufre
irremisiblemente las consecuencias directas de carecer de
una conexión directa con un productor/distribuidor
alternativo como sucede en cualquier localidad peninsular.
Las soluciones son evidentes y bien conocidas por un
Ejecutivo ceutí que trabaja intensamente en su aplicación
desde hace años. En primer lugar, reclamando e incentivando
mayores inversiones por parte de las empresas concesionarias
de los servicios de distribución y producción. En segundo
lugar, reivindicando a los últimos gobiernos de España la
implantación de un cable eléctrico submarino entre Ceuta y
la Península, posibilitando con ello la solución definitiva
a un problema histórico. Y por último, estudiando,
analizando y sancionando si fuera preciso las circunstancias
que rodean esta problemática. Demagogia y responsabilidad
son incompatibles.
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