Vivimos una emergencia nacional. La extensión de los casos y
sospechas de corrupción en las principales instituciones del
Estado y en los partidos políticos de gobierno y oposición,
han convertido la profunda crisis política y económica en
una crisis de confianza en el sistema democrático. Nuestra
democracia ha degenerado, alejando a las instituciones, y
especialmente a los viejos partidos políticos, de los
ciudadanos y de sus problemas. Urge devolver la política a
los ciudadanos, sus legítimos dueños, y restaurar la
confianza en el buen funcionamiento del Estado. Porque la
regeneración democrática no es sino que las instituciones
políticas funcionen y cumplan su obligación constitucional.
Para conseguirlo encontramos imprescindible:
1 - Aprobar de modo inmediato Leyes eficaces contra la
corrupción para acabar con la impunidad de los responsables,
y en concreto para:
a) la inelegibilidad de las personas acusadas por delitos de
corrupción política.
b) el delito de financiación ilegal de los partidos
políticos.
c) el delito de enriquecimiento ilícito de los cargos
públicos.
d) el delito de omisión o falsedad de la contabilidad y
patrimonio social de los partidos políticos y de los cargos
públicos.
e) reforzar la exigencia de responsabilidad por mala gestión
a los cargos públicos al frente de sociedades o entes
públicos.
f) limitar la discrecionalidad de los indultos otorgados por
el Gobierno, excluyendo a los condenados por delitos de
corrupción.
2 - Reforzar la independencia y autoridad sancionadora de
los organismos reguladores y de control público de la
actividad económica privada y pública, como el Tribunal de
Cuentas, la Agencia Tributaria o el Banco de España,
acabando con su dependencia de los partidos políticos y del
Gobierno.
3 - Aprobar una Ley de Transparencia exigente que incluya a
la Casa Real, a los partidos políticos y sindicatos, y a
cualquier institución que reciba ayudas públicas, obligando
a dar información detallada y actual de su contabilidad y
actividades, sin ampararse en el silencio administrativo o
la justificación de la petición de información, y que regule
la actividad de grupos de influencia o lobbys.
4 - Implantar una auténtica justicia independiente, acabando
con el reparto del CGPJ entre las asociaciones de
magistrados dependientes de PP y PSOE u otros partidos, y
dotando a la administración de justicia de medios humanos y
materiales suficientes.
5 - Aprobar una Ley Electoral justa y proporcional que
favorezca la representación del pluralismo político
existente, permitiendo la participación política real de
todos los ciudadanos.
6 - Reformar la Constitución para que recoja las propuestas
ciudadanas y resuelva el modelo territorial del Estado con
el reparto de competencias y su financiación, mejore la
separación de poderes, y asegure el derecho a la
participación política, la igualdad jurídica y de
oportunidades y las libertades personales.
Consideramos que todas estas medidas son imprescindibles
para regenerar la democracia y restaurar la confianza
ciudadana. Porque sin ellas no será posible superar con
equidad la crisis económica, impulsar políticas activas de
empleo y de creación de empresas, invertir lo necesario en
educación e investigación, mantener y mejorar la sanidad
pública y las pensiones, resolver el problema de los
desahucios o la carencia de una política energética
racional.
Son necesarias para racionalizar las administraciones
públicas y suprimir el despilfarro en duplicidades y entes
superfluos que se reparten los viejos partidos, o conseguir
la regulación legal y transparente de las retribuciones a
cargos públicos. También para restaurar la igualdad de los
ciudadanos, acabando con los privilegios y con la
discriminación por razones territoriales y lingüísticas, o
para eliminar las trabas a la movilidad laboral, la apertura
de empresas y el mercado único que lastran nuestra economía.
Sin devolver España a los españoles tampoco tendremos una
implicación más activa en la necesaria integración política,
fiscal y económica de la Unión Europea.
Insistir en fórmulas inmovilistas o ya fracasadas para
preservar la vieja política viciada que nos ha llevado a
esta crisis no hará otra cosa que alejar a los ciudadanos de
la política y aumentar la frustración, la indignación y la
desesperanza, poniendo en peligro al propio sistema
democrático.
Pedimos un Pacto de Legislatura en el que los principales
partidos parlamentarios se comprometan públicamente a
aprobar por vía de urgencia estas reformas legales y a
modificar la Ley Electoral para, a continuación, proceder a
la convocatoria de Elecciones Generales para abrir un
periodo constituyente que ponga nuestra democracia a la
altura de las exigencias del siglo XXI y permita la
refundación del Estado según los procedimientos democráticos
y con el protagonismo ciudadano.
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