Un simple cambio de césped, es
decir, colocar uno sintético en lugar de la yerba de toda la
vida, fue vendido como la gran reforma del Alfonso Murube.
Heraldos de la Federación de Fútbol de Ceuta y del Gobierno
local salieron a la palestra anunciando que el cambio
radical, que se había operado en el campo de fútbol, tenía
como principal objetivo darle primacía al deporte base. Dado
que las ilusiones de todos los niños de Ceuta, y de sus
padres, estaban centradas en disfrutar de unas instalaciones
municipales que, hasta ese momento, las usaba la ADC.
Así comenzó a fraguarse el descenso administrativo de la ADC.
Club que tenía los mismos problemas que otros muchos de su
categoría y que, con menos posibilidades, siguen jugando en
Segunda División B, gracias a las ayudas de las autoridades
de cada lugar. En Ceuta, sin embargo, los gobernantes
locales, tan caballas ellos, decidieron matar al perro, como
algunos concejales aireaban, para acabar con la rabia que
les daba tener que soportar a los directivos de un equipo
que, poco antes, había conseguido sonar en toda España por
su enfrentamiento con el Fútbol Club Barcelona, en la Copa
del Rey.
Todavía mantengo el recuerdo de cómo se comportaban los
concejales de la ciudad, con su alcalde al frente, durante
los días previos a los encuentros con el equipo azulgrana.
Iban todos, y todas, no vaya a ser que se me tache de
machismo, sacando pecho y presumiendo de un acontecimiento
que consideraban obra suya.
El día de hecho, en el palco del Murube, los políticos se
daban codazos por monopolizar el daguerrotipo. Se dejaban
ver a cada paso y chamullaban de fútbol como si lo hubiesen
inventado.
Se atiborraron de fotografías para lucirlas en despachos
oficiales, paredes y muebles caseros. Puesto que la ocasión
era pintiparada para inmortalizarse. Sobre todo cuando ya
tenían más que pensado acabar con el primer equipo de la
ciudad. Algo que se había fraguado ya entre el presidente de
la FFC y nuestro alcalde. Y que sólo esperaban aprovechar el
momento oportuno para ejecutar la sentencia que habían
dictado.
El momento oportuno llegó con los recortes. Con la
austeridad a la que fuimos sometidos todos los españoles. Y
lo aprovecharon para firmar el acta de defunción de la ADC y
propalar la buena nueva: a partir de ahora todo nuestro
empeño, decía a voz en cuello García Gaona, el
alcalde y el concejal de Deportes, irá destinado a
revitalizar el fútbol base. Y, por tal motivo, el Murube
será puesto a disposición de todos los niños y niñas de
Ceuta.
Los niños y niñas de Ceuta no quieren ser entrenados en el
Murube; los equipos, salvo los presididos por Felipe
Escane, están pidiendo a gritos no usar unas
instalaciones donde se hallan a disgusto. Por diferentes
causas. Pero son obligados por la Federación del Fútbol de
Ceuta. Con el fin de que no se le venga abajo el negocio.
Mientras tanto, quienes están sufriendo la extraordinaria
relación que mantiene nuestro alcalde con el presidente de
la FFC y senador suplente del PP, hacen novenario para que
cuanto antes se devuelvan las cartas los susodichos.
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