PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 4 DE FEBRERO DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Aróstegui vitalicio: de aquí a la eternidad

Por Ramiro T.


La proclamación de Juan Luis Aróstegui para su continuidad como secretario general de Comisiones Obreras hasta 2017 en el IX Congreso celebrado este fin de semana, supone el mayor exponente de caudillaje en un puesto de estas características, en el que se ha perpetuado desde 1.987. Toda una eternidad, con carácter vitalicio, ya que cuando cumpla este mandato serán ni más ni menos que 30 años, los que habrá liderado el sindicato.

Demasiados años como para descubrir que no tiene rival dentro de este sindicato o que es muy difícil desbancarlo porque, o no se atreven o no hay quien pueda. En cualquier caso, si a nivel político en Estados Unidos se obliga a no superar dos legislaturas y en España, José María Aznar renunció a hacerlo por idéntico período, parece que a nivel sindical ese “desgaste” no cuenta o no parece contar, pese a que siempre hay que estar en primera línea “en lucha” permanente contra la problemática social y laboral.

Juan Luis Aróstegui reconoció en su examen de conciencia o autocrítica como llamaron algunos, que el sindicato ha sufrido “desgaste” derivado de su actividad política y es que, desde tiempo inmemorial, Aróstegui ha compartido la dualidad partido político y sindicato como una misma cosa; es más, se ha valido de gente del sindicato para labores políticas del PSPC.

Cuando se lucha por el empleo desde un sindicato, cuando se proclama que hay que cambiar la dinámica política a favor de los más desfavorecidos, no acaba de entenderse muy bien, cómo el secretario general de un partido de clase como Comisiones Obreras es un pluriempleado de lujo. No se puede estar defendiendo, al menos con la legitimidad moral suficiente, desde una trinchera la lucha por el desempleo, criticando que el Gobierno de Vivas hace bien poco por remediar el paro en esta ciudad y, a la vez, que en casa del secretario general de Comisiones obreras, entren cada mes varios sueldos. Ya saben aquél viejo dicho que “no es lo mismo predicar que dar trigo” o que “una cosa son los hechos y otras las palabras”. Así, quien desempeña la dirección de un Instituto, el del Puertas del Campo y acapara su condición de diputado en la Asamblea de la Ciudad Autónoma por su coalición con Caballas, además de ser secretario general de Comisiones Obreras y presidir la Junta de Personal Docente y, encima también tiene a su mujer trabajando, es el menos indicado para desbarrar contra nadie por la falta de empleo, ya que debería ser él mismo, quien cediera alguno de sus sueldos para compensar la elevada tasa de paro en Ceuta.

La concentración de poder en una misma persona le otorga, por muy de izquierdas que éste sea, una vitola de caudillaje imponente. No se entiende cómo se lucha contra el poder desde otro contrapoder, no ya omnímodo sino polivalente, desde la cúspide de un centro educativo, desde una organización sindical puntera y, por si fuera poco, desde un escaño en la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Un polivalente influjo que no hace más que demostrar cómo un personaje público sufre la metamorfosis de sus mil caras en otras tantas funciones dispares.

La autocrítica que ha hecho en el IX Congreso es un ejercicio loable de humildad y de catarsis pero sería aún más profundo y considerado que, tras sus múltiples etapas, dejara paso a alguien que aportara aire fresco, ideas nuevas ¿o es que no hay sustituto posible para ocupar la secretaría general de Comisiones Obreras? ¿No hay banquillo en este sindicato? El liderazgo perpetuo es un signo de decadencia cuando pasan los años y todo resulta tan monótono que no deja posibilidad alguna a la renovación. Bien es verdad que Comisiones obreras es un sindicato muy implantado en los diferentes sectores sociales ceutíes, pero no es menos cierto que se ha visto salpicado por las actividades paralelas de su líder ¿natural? Mezclar los chivos con las cabras, los galgos con los podencos, el PSPC con CC.OO, durante la friolera de 30 años, podría llevar al sindicato a un deterioro indirecto consecuencia del protagonismo de su líder y con las repercusiones derivadas de su intensa actividad polifacética.

No seré yo quien discuta el pronunciamiento congresual pero tampoco me pueden privar de ejercer mi sentido crítico a los modos y maneras de ejercer el liderazgo político-sindical sin el menor recato.

Creerse la verdad y la vida es un ejercicio de soberbia incompatible con la humildad que ha de prevalecer en un sindicalista obligado “per se” a bregar con la clase obrera y su problemática intrínseca.

Lo peor del caso es que, alcanzados unos niveles de preeminencia, se puede llegar a pensar que todo el monte es orégano o que, como diría Blas de Otero, “que inventen otros”.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto