Esta frase de Bernard Shaw
entresacada de su cita “Me temo que debemos hacer honesto el
mundo antes de poder decir honestamente a nuestros hijos que
la honestidad es la mejor política”, me ha dado pié a la
redacción de la columna de hoy con la que vuelvo a nuestro
periódico tras una larga ausencia de más de tres meses.
Y viene a cuento dadas las noticias que vienen proliferando
desde todos los ángulos informativos de nuestra nación,
referidas a la corruptela, ya sea en televisión, radio o
prensa escrita. Y es que no se conforman, principalmente
nuestros políticos, la mayoría sin otra dedicación que sus
“deberes públicos” bien remunerados y aquí hay que hacer la
salvedad de nuestros tres parlamentarios de quienes nos
consta su dedicación a la política sin el menor deseo de
notoriedad o enriquecimiento, pues los tres en la vida
privada tendrían menos responsabilidades y mas beneficio
económico. (El diputado Francisco Márquez es militar de alto
grado en excedencia, y los dos senadores, también
excedentes, disfrutarían de mejores posiciones económicas si
se dedicaran a su labor profesional –José Luis Sastre, según
tengo entendido, es abogado y funcionario del Grupo A del
Ministerio de Educación y Luz Elena Sanín venía ejerciendo
la abogacía privada con un despacho muy acreditado de
nuestra ciudad-). No se conforman, decíamos, con las
retribuciones y complementos que les reportan los cargos
desempeñados en la Cámara Alta o en la Baja, Autonomías o
Municipios, sino que, de paso, se aprovechan de las
circunstancias para aumentar sus ingresos sin tener en
cuenta, como es muy fácil de apreciar, las medidas del
ejecutivo sobre la reducción del déficit . Y así nos hemos
encontrado con los casos de los “ERES” (también llamado “ERE
gate” o “fondo de reptiles”) de Andalucía, el Gürtel
(actuación judicial vinculada con la corrupción política
relacionada con el Partido Popular); la trama de la
“Fundación Ideas” vinculada al Partido Socialista por la que
se benefició su director Carlos Mulas, con la colaboración
de su sospechosa esposa Irene Zoe (“Amy Martin” seudónimo
para hacer 600.000 euros de caja por colaboraciones con
informes y trabajos); el “Pallerols” que ha concluido con la
sentencia de que hubo aportaciones directas a UDC que se
materializaron con la compra de material informático o de
oficinas para la sede del partido o el pago de nominas de
trabajadores militantes de Unió; el del ex-alcalde y
diputado por CIU en el Parlamento Catalán Xavier Crespo
relacionado con la mafia rusa; el caso Urdangarin con sus
ramificaciones en los Ayuntamientos de Valencia y Palma de
Mallorca. Pura significación de los mas notables en los
últimos tiempos, sin tener en cuenta la ingente cantidad de
otros cargos públicos o de políticos en Ayuntamientos y
Autonomías que no mencionamos porque se nos haría
interminable la relación de corruptos que han pululado por
la geografía nacional.
Todo ello nos lleva a la conclusión de que quienes somos
parte activa de partido político con nuestra afiliación y
pago de cuotas, vayamos sintiendo aversión (sin que con ello
queramos generalizar, pues siempre hay quien forma parte de
la excepción de la regla) hacia dirigentes o representantes
políticos en los órganos de gobierno de la nación, región o
municipio y de que, como decíamos al principio, sintamos que
“la honestidad es la mejor política”.
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