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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / SNIPER

La guerra de “Malinistán” a ritmo magrebí
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

De entrada dos cuestiones: la primera, que la actual guerra de Mali (o de “Malinistán” jugando con el neologismo) tiene, entre otros, un fuerte componente étnico, aspecto que no conviene olvidar. La segunda, que no es solo Francia (y Europa misma) la que tiene sus intereses en juego: Argelia de forma más directa y Marruecos a la chita callando, también se juegan mucho en el envite. Rabat particularmente está corriendo demasiado intentando llevar las turbulentas aguas a su hacendoso molino, criminalizando abiertamente y en su conjunto al Frente Polisario llegando estos días a presentarlo casi incluso como un apéndice de AQMI (Al Qaida en el Magreb Islámico), en una burda maniobra de intoxicación aun cuando pudiera existir cierta “contaminación ideológica” del yihadismo salafista en algún sector de la población más joven encerrada en los campos de Tinduf. Y un interrogante: ¿por qué no se ha intervenido antes en Mali? ¿Pues el hecho es que desde principios de los años 2000 ya se estaba incubando el huevo de la serpiente. De hecho y como bien saben algunos analistas, al menos en España y en medios de comunicación fue este escribano del limes el primero en dar la voz de alerta hace once años ya en la revista War Heat, por ejemplo. Y una apreciación: uno de los indeseables efectos de la mal llamada “Primavera Árabe” ha sido precisamente éste, impulsar el proceso de asentamiento del yihadismo entendido como terrorismo islamista en el Sahel pues la caída a lo largo de 2011, primero de Ben Alí en Túnez y luego de Gadafi en Libia, facilitó la descomposición de los respectivos Estados con la consiguiente merma en el control de las fronteras con dos nefastas consecuencias: primero la dispersión del armamento de los arsenales libios y segundo las facilidades de movimientos para los grupos terroristas. ¿Calibraron bien Francia y la OTAN las consecuencias de su determinante intervención militar en Libia...? Mucho me temo que no.

Bienvenido en cualquier caso el brillante operativo militar francés “Serval”, que el resto de la Unión Europea (con España en primer término) debería haber apoyado sin reservas en logística y efectivos. ¿Dónde está la política europea de defensa común...?. Por lo demás, tanto Argelia como desde luego Marruecos han abierto su espacio aéreo a los cazabombarderos “Rafale”, que incluso han llegado a repostar en la base de Guelmin. Mientras tanto y dentro de Marruecos, los jeques de la salafiya (simpatizantes, no me cabe duda, del terrorismo yihadista) no han dudado en calificar la misión militar francesa, desarrollada en el más estricto respecto a la legalidad internacional y a expresa petición de las autoridades legítimas de Mali, como “agresiva” y “criminal”, descollando en las demagógicas críticas un viejo conocido en Ceuta, el presunto imam Omar Haddouchi quien se ha atrevido incluso a solicitar del Consejo Superior de Ulemas del Reino una “fetwua” (o fatua), dictamen religioso sobre la misma intentando embarrar la política oficial de Rabat. Los islamistas parlamentarios del PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo) en el gobierno, encabezados por Abdelilah Benkirán, se muestran cautos y a la espera de los acontecimientos (en Marruecos quien manda, manda) pero no así el MUR (Movimiento de Unicidad y Reforma), entidad de carácter religioso que nutre en buena medida de militantes al PJD y que conforma su matriz ideológica y que si bien por un lado y en una interesante declaración se ha desmarcado como siempre del terrorismo yihadista, condenando por ejemplo la última toma de rehenes en Argelia así como “el fanatismo, el extremismo, el separatismo y la posesión de armas por grupos radicales”, por otro se ha alienado a su modo con los jeques de la salafiya refutando el operativo militar francés como “una intervención extranjera en un país musulmán” mientras pide a los países vecinos a Mali “una intervención a favor del diálogo”.

Y desde luego, la enhorabuena para Argelia y las fuerzas especiales de su ejército al responder, contundentemente y de forma expeditiva, al secuestro de técnicos y trabajadores de la planta de In Amenas, abatiendo a 29 terroristas y no pudiendo impedir, lamentablemente, el asesinato a sangre fría de 37 de los secuestrados. Argelia, como Rusia en casos similares, nos ha dado una lección que particularmente la floja y decadente Europa debería tener muy en cuenta: ni un euro para ningún secuestro, ni de cooperantes, periodistas, diplomáticos o barcos pesqueros. Si se puede se les libera y si los secuestrados mueren en el intento, pues mala suerte: daños colaterales. Los terroristas deben de aprender la lección y saber (en Argelia les ha quedado muy claro) que el secuestro no es ninguna opción y que, si viene al caso, serán abatidos como fieras, sin contemplaciones pues los secuestros son, además de un hecho propagandístico, una importante fuente de financiación del terrorismo. Por lo demás y como acaba de demostrar, Argelia es un estado soberano capaz de arreglar por sí solo sus problemas. Esto es una guerra y en la guerra como en la guerra: unidad de mando y sin que tiemble la mano. ¿El mejor terrorista?. El terrorista eliminado: en el Sahel, en Villa Pamplinas o en el País Vasco. En Mali, Francia ha tenido el coraje de hacer lo que había que hacer. Y Argelia en la planta de gas de In Amenas también. Visto.
 

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