Ceuta vive en la actualidad una situación
financiera en el sector de la construcción que jamás se
había podido imaginar: el estrangulamiento financiero
causado por las entidades bancarias, a causa de la crisis
económica, que impide la fluidez del crédito y mantiene en
una paralización casi generalizada las obras que se
desarrollan en nuestra ciudad, algunas de ellas en fase de
construcción y otras, en período de cimentación. Un panorama
desolador que mantiene al sector preocupado y deseoso de que
la actividad económica se reactive, con la inyección
económica del rescate.
En Ceuta se ven grúas, signo inequívoco de construcción,
pero algunas de ellas llevan paralizadas algún tiempo. El
sector del “ladrillo” se encuentra bajo una gran
incertidumbre y preocupación, a la vista de un panorama
desolador: no fluye el crédito. Las entidades financieras,
aquéllas que hacían posible la dinamización del sector,
primero con el “pinchazo” de la denominada “burbuja”
inmobiliaria y después, a causa de la profunda crisis
económica, se han visto involucradas en una vorágine de
“productos tóxicos”, la “Sareb” (Sociedad de gestión de
activos procedentes de la banca) también conocida como
“banco malo”. De ahí que, por ejemplo en el caso de Bankia,
haya cerrado la puerta al crédito cuando aquí en Ceuta,
CajaMadrid ha liderado durante buen tiempo el capítulo
hipotecario para la construcción. En la actualidad, las
únicas entidades financieras solventes en cuestión de
préstamos hipotecarios son los dos grandes: BBVA y
Santander. Sin embargo, las condiciones para acceder al
crédito se han endurecido.
La falta de crédito lleva a la paralización de obras como la
existente en la calle Martín Cebollino que se encuentra en
estructura u otra de Punta Almina en la calle Velarde, en
situación medio paralizada o como la edificación que se
levanta en el Paseo de la Marina junto a lo que era el
Restaurante-bar Marina, que ha sido emprendida por el
promotor con sus propios recursos y que a la hora de
subrogar las distintas hipotecas de los compradores está
encontrando serias dificultades para lograrlo, lo que
ocasiona un estrangulamiento importante y difícil de eludir.
Caso aparte es la obra que se encuentra en fase de
cimentación solamente en el solar en donde se encontraba la
Farmacia Zurita en plena Plaza de los Reyes que, igualmente
por falta de crédito no se ha levantado.
A todos estos imponderables derivados de que no fluye la
prestación de dinero por parte de las entidades crediticias,
hay que unir otro factor más y no menos gravoso para el
sector de la construcción: el famoso porcentaje vinculado a
la lista de compradores que exigen las entidades bancarias
para otorgar el crédito al promotor que si antaño se cifraba
en el 30% de la construcción lo que se exigía de estar
comprometido para su venta, después ascendió al 60% y en la
actualidad se sitúa en un nivel altísimo: el 80%. Quiere
decirse que aquél promotor que no llegue a un banco con el
80% de sus construcción prácticamente vendida sobre plano,
no tiene nada que hacer para obtener financiación. Si no
aflora el crédito, si se continúan negando hipotecas a
compradores, las obras continuarán paradas, lógicamente, no
se venderán y el círculo se convierte en la pescadilla que
se muerde la cola. Un círculo vicioso sin salida para el
sector de la construcción que se encuentra agobiado,
confiando que “los bancos se pongan en orden”, como nos ha
dicho algún arquitecto porque reconocen que “el estallido de
la crisis bancaria ha hecho mucho daño al sector de la
construcción”.
Otro factor negativo con la falta de crédito es su
incidencia en el mercado de segunda mano que, al decir de
uno de nuestros informantes, “está perdido”. De esta manera,
entre la falta de financiación a los promotores, la
consiguiente paralización temporal de las obras, las
dificultades de subrogación hipotecaria y, por si todo esto
fuera poco, encima llega en el momento más crítico e
inoportuno, la subida de impuestos. El IPSI para proyectos
del promotor ha pasado del 4% al 9%, lo que ha supuesto
rizar el rizo de un estrangulamiento financiero
espectacular.
Con este sombrío panorama, el sector de la construcción se
encuentra muy contrariado, incluso con la Ciudad Autónoma de
Ceuta por la escasa sensibilidad mostrada en estos momentos
de crisis económica, ya que en nuestra ciudad se han subido
los impuestos en este sector.
En el propio Colegio de Arquitectos han comprobado la
espectacular caída de los visados por la escasez de
construcciones pero a la vez, igualmente han comprobado y no
sin cierto estupor, como el Gobierno de la Ciudad ha subido
la carga impositiva a un sector que se encuentra herido de
muerte.
Otro tanto sucede en el mercado del alquiler, donde el
capítulo de impuestos, igualmente ha experimentado una
subida de la misma índole: ha duplicado su carga impositiva,
pasando del 2% al 4%. Un capítulo recaudatorio que no se
corresponde con la actual coyuntura económica de extrema
dificultad que provoca un gran malestar en el sector.
Las críticas se acentúan cuando se evalúa el difícil trance
del sector del “ladrillo”, la Ciudad promueve la denominada
Escuela de la Construcción, se han hecho gestiones y
establecido acuerdos para que las contrataciones de obreros
serán en su mayoría de nuestra ciudad para estimular el
empleo y, entrando en una profunda contradicción, se suben
los impuestos, se grava al promotor y, encima, las entidades
financieras cierran el ”grifo” de los créditos, ponen serias
dificultades a las subrogaciones hipotecarias y, en
definitiva, se produce un estrangulamiento, un verdadero
colapso del todo el sector que mueve muchos millones de
euros,
Por otro lado, si no se venden casas el Ayuntamiento tampoco
percibirá el pago de impuestos derivados de la adquisición
de viviendas ni tampoco el IBI correspondiente que
anualmente se recauda y, en definitiva, la actividad
económica se paraliza entrando en “vía muerta” y
ralentizándose toda la dinámica que en otro tiempo fue muy
fluida, próspera y rentable para todo el mundo.
Las críticas al Ayuntamiento no se ocultan: “Suben los
impuestos cuando no tenemos mercado”. Una contradicción que
no se corresponde con tantas reuniones para reactivar la
actividad económica local.
“El sector está asfixiado, los convenios que hay pendientes
no se firman”, se lamentan los promotores, los arquitectos,
y demás persona vinculado a este sector. “Nos creíamos que
la crisis no iba a llegar nunca a Ceuta, pero ya la tenemos
aquí y se acusa”, nos dicen.
La falta de liquidez es un “handicap” en estos momentos y se
estima que hasta 2015, no se emprenderán nuevas
construcciones, si bien el problema actual es el final de
las que ya están en marcha. Aunque siempre hay excepciones
que cuentan con suficiente solvencia como son los casos de
Africana de Contratas y Grupovi, las excepciones.
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