Cada día me sorprendo más de los
juegos sucios que se barajan en la Política, sin que a
quienes los promueven se les caiga la cara de vergüenza, por
actuar de esa manera.
Y ahora, un grupejo de esos que un día entraron en este
juego y que permanecerán en él hasta que Dios y los pocos
votantes quieran, salta a la arena, creo que más por
venganza personal que por estar de acuerdo con lo que hacen,
y parecen haberla tomado con el secretario general del PSOE,
en Ceuta, José Antonio Carracao.
No comprendo en qué puede molestar a nadie que este
funcionario, como cualquier otro, de acuerdo con unas normas
ya preestablecidas, tenga que salir “mal parado” en un
intento de establecer una permuta, con otra persona, también
funcionaria, que se puede beneficiar, sin hacer mal a nadie
y sin perjudicar a nadie más, con ese cambio.
La Política, es cierto, abre puertas, pero en casos como
éste, también pude cerrarlas y perjudicar a una persona, al
politizar un hecho baladí, como es una simple permuta de
puesto de trabajo.
Si ese cambio fuera para beneficiar a Carracao, perjudicando
a un tercero, me parecería correcto impugnarlo e ir contra
ello, pero estoy convencido de que eso no lo intentaría el
propio Carracao y creo que lo conozco un poco.
Es más, es escandaloso que ciertos grupos de la política de
barrio, porque no pueden ser tildados de otra forma, salgan
al paso de esta posible permuta y que no hayan salido al
paso de ciertas comisiones de servicios que hay, que ha
habido y que seguirán existiendo, gracias al dedo bobalicón
de determinados partidos políticos, para favorecer a alguno
de los suyos y cerrando un hueco que podría haber logrado
alguien en traslado, sin más.
Mis 44 años en la función pública me permiten criticar,
cuando viene a cuento, hechos que he visto o que sigo viendo
y que favorecen y han favorecido a más de uno de “los del
asa de la caldera”, pero esos mismos años viendo lo que hay
dentro y sin haber solicitado yo, jamás, ningún puesto o
cargo de favor, me permiten, también, ver cuando se intenta
establecer un cambio normal, que va a favorecer a dos
personas y no va a perjudicar a nadie más.
Y aquí lo único que puede haber es la permuta, aceptada por
los dos, entre una trabajadora de la Ciudad Autónoma de
Ceuta y un funcionario del Ayuntamiento de Algeciras. Esto y
nada más que esto, con la simple particularidad de que uno
de los dos que tratan de establecer la permuta es el
secretario general del Partido Socialista, aquí en Ceuta.
Me da vergüenza y asco que, en unos momentos en los que la
corrupción ha invadido, de lleno, el país con docenas de
corruptos que viven de la Política, se pare alguien a frenar
un hecho totalmente legal y en el que no entran en juego
otros intereses.
Bueno, otros intereses sí pueden entrar, y es que con
Carracao en Ceuta las 24 horas del día, naturalmente, su
trabajo en el partido podrá acrecentarse y se notará
bastante cuando lleguen las elecciones y pueda lograr doblar
el número de votos. Aquí puede estar la cuestión, pero eso
va a parte de la permuta que estamos citando.
He dicho, en repetidas ocasiones, que la llegada de Carracao
a la Secretaría General del Partido Socialista de Ceuta dejó
atrás a más de un incompetente y, desde varios flancos, se
pretende que su labor no llegue a triunfar. La permuta, y yo
lo celebraría, se tiene que hacer.
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