La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu,
agradeció ayer en nombre de los ceutíes a la Corporación
Municipal de Toledo la inclusión de Ceuta en la “honrosa”
nómina de Honores y Distinciones dedicándole la calle
denominada Cuesta de los Capuchinos. “Va a servir para que
Ceuta y Toledo se sientan especial y estrechamente
vinculadas” subrayó la consejera.
La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, ha
agradecido en nombre de los ceutíes a la Corporación
Municipal de Toledo la inclusión de Ceuta en la “honrosa”
nómina de Honores y Distinciones dedicándole la calle
denominada Cuesta de los Capuchinos. “Va a servir para que
Ceuta y Toledo se sientan especial y estrechamente
vinculadas y será enriquecedor tanto para los toledanos como
para los ceutíes”, ha subrayado la consejera durante su
intervención en el acto institucional del Día de Toledo, que
se celebró ayer a las 18.00 horas en el Centro Cultural San
Marcos, en la capital castellano manchega.
“No será nada nuevo porque ya la historia de ambas ciudades
tiene orígenes paralelos”, recordó Deu, quien aprovechó su
intervención para repasar algunos de los “muchos momentos
que, por una u otra causa, han salpicado el paso del tiempo
de episodios que han construido una historia común o, al
menos, tangencial”.
Entre otros, la consejera memoró que bajo el reinado de
Abderrahman III, la Toledo islámica remodeló sus murallas al
tiempo que el monarca ordenaba reconstruir las de Ceuta, de
las cuales es testimonio la Puerta Califal; que Santa
Beatriz de Silva, cuyos restos reposan en el monasterio de
las Concepcionistas de Toledo, nació en Ceuta; y que uno de
los más destacados vicarios de Ceuta, Diego de Astorga y
Céspedes, fue cardenal arzobispo de Toledo.
“Esta ciudad imperial ha dado a Ceuta la devoción a San
Ildefonso, puesta de manifiesto en su catedral, y nada menos
que tres obispos de Ceuta: Vidal Marín, inquisidor mayor de
todos los Reinos, que construyó la cripta de la iglesia de
nuestra Patrona, la Virgen de África, para enterrarse en
ella; Francisco Javier García Casarrubios, a comienzos del
siglo XIX y, más recientemente, Antonio Dorado Soto”, se
acordó Deu.
No pasó por alto que Ceuta y Toledo son ciudades amuralladas
en las que la presencia militar, además de “una realidad y
una rutina” es “un motivo de orgullo y la causa de muchos
lazos”. “Estos, de sangre”, comentó respecto de la
“constancia en el tránsito de personalidades entre ambas
poblaciones”, circunstancia relacionada con la existencia,
en Toledo, de la Academia de Infantería.
El autor de las esculturas con que Ceuta ha mostrado su
“aprecio, respeto y orgullo” a La Legión, el soldado de
reemplazo y el soldado de Regulares es toledano y, además de
esas, Luis Martín de Vidales, como comentó la consejera, ha
esculpido el monumento que, en Toledo, precisamente en la
Academia Militar, recuerda al héroe ceutí de la Guerra de la
Independencia, el Teniente Jacinto Ruiz Mendoza.
“Podría continuar con otros muchos ejemplos que justifican
este reconocimiento del que tan orgullosos nos podemos
sentir desde hoy todos los ceutíes, pero aprovecharé mis
últimas palabras para invitarles a visitar Ceuta y disfrutar
su envidiable enclave geográfico y su extraordinario
paisaje”, terminó Deu.
Los otros distinguidos
Además de Ceuta, el Ayuntamiento de Toledo, de acuerdo con
su Reglamento de Honores y Distinciones, ha distinguido a
Antonio Martínez Ballesteros, dramaturgo, novelista y autor
teatral, con la Medalla de Oro; a Pablo Aquilino Sanguino,
que es ceramista, pintor, artista plástico y coleccionista
de arte, con el Título de Hijo Adoptivo; a Marina Blanca
Riaño, profesora, escritora, poeta y animadora de la vida
cultura, con el de Hija Adoptiva y, a título póstumo, ha
nombrado Hijo Predilecto a José Sánchez-Beato Pastrana,
catedrático de Lengua y Literatura.
También a título póstumo, ha recibido el nombramiento de
Hijo Predilecto José Aguado, ceramista, profesor e
investigador del arte toledano; y la Asociación de Mujeres
María de Padilla, el de Ciudadanas de Honor.
Por lo demás, Toledo ha festejado San Ildefonso dedicando la
calle Tiétar a los primeros residentes del barrio de Santa
María de Benquerencia y la calle de la Paz a la Ciudad de
Melilla.
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